Encontrados 455 resultados para: vuestros

  • Comeréis de lo almacenado, e incluso os veréis obligados a sacarlo de vuestros graneros para hacer sitio a lo nuevo. (Levítico 26, 10)

  • Me volveré contra vosotros, y seréis vencidos por vuestros enemigos; éstos os dominarán, y huiréis aunque nadie os persiga. (Levítico 26, 17)

  • Si todavía no me obedecéis, multiplicaré por siete mis castigos por vuestros pecados; (Levítico 26, 18)

  • Si todavía seguís obstinados contra mí y no me queréis obedecer, multiplicaré siete veces más mis castigos por vuestros pecados; (Levítico 26, 21)

  • enviaré contra vosotros fieras salvajes, que devorarán a vuestros hijos, destrozarán vuestros ganados y os diezmarán hasta el punto de quedar desiertos vuestros caminos. (Levítico 26, 22)

  • yo me obstinaré también contra vosotros y multiplicaré de nuevo por siete mis castigos por vuestros pecados; (Levítico 26, 24)

  • yo me obstinaré con furor contra vosotros y multiplicaré por siete una vez más mis castigos por vuestros pecados. (Levítico 26, 28)

  • Os comeréis a vuestros hijos y a vuestras hijas. (Levítico 26, 29)

  • Destruiré vuestras colinas idolátricas, destrozaré los altares de vuestros perfumes, amontonaré vuestros cadáveres sobre los cadáveres de vuestros ídolos y os aborreceré. (Levítico 26, 30)

  • Convertiré en desiertos vuestras ciudades, devastaré vuestros santuarios y no aspiraré más el aroma de vuestros sacrificios. (Levítico 26, 31)

  • Yo mismo arrasaré la tierra, y hasta vuestros enemigos se quedarán estupefactos cuando vengan a habitarla. (Levítico 26, 32)

  • Entonces la tierra disfrutará de sus descansos sabáticos mientras dure su desolación y vosotros estéis en tierra de vuestros enemigos. Entonces podrá la tierra descansar y recuperar sus sábados. (Levítico 26, 34)


“Você deve ter sempre prudência e amor. A prudência tem olhos; o amor tem pernas. O amor, como tem pernas, gostaria de correr a Deus. Mas seu impulso de deslanchar na direção dEle é cego e, algumas vezes, pode tropeçar se não for guiado pela prudência, que tem olhos.” São Padre Pio de Pietrelcina