Encontrados 1804 resultados para: tristeza de Israel

  • Pues bien, si alguno ha causado tristeza, no sólo me la ha causado a mí, sino -en cierto modo, para no exagerar- a todos vosotros. (II Corintios 2, 5)

  • De modo que ahora debéis más bien perdonarle y consolarle, no sea que se desespere de tanta tristeza. (II Corintios 2, 7)

  • ahora me alegro; no porque os entristecisteis, sino porque esa tristeza sirvió para vuestro arrepentimiento. Como fue una tristeza querida por Dios, no os hice ningún daño. (II Corintios 7, 9)

  • La tristeza querida por Dios produce un arrepentimiento salvador, de la que no hay que lamentarse, mientras que la tristeza producida por el mundo engendra la muerte. (II Corintios 7, 10)

  • Considerad lo que esa tristeza querida por Dios ha producido en vosotros: qué solicitud, qué disculpas, qué indignación, qué temor, qué deseos, qué emulación, qué escarmiento. Demostrasteis ser totalmente inocentes en este asunto. (II Corintios 7, 11)

  • Paz y misericordia a todos los que vivan conforme a esta regla y al Israel de Dios. (Gálatas 6, 16)

  • estabais en otro tiempo sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a las alianzas, sin esperanza de la promesa y sin Dios en el mundo; (Efesios 2, 12)

  • Cierto que enfermó y estuvo a las puertas de la muerte, pero Dios tuvo misericordia de él; y no sólo de él, sino también de mí, para que no tuviese yo tristeza sobre tristeza. (Filipenses 2, 27)

  • Por ello os lo envío más prontamente, a fin de que, viéndole de nuevo, os gocéis y yo me sienta aliviado en mi tristeza. (Filipenses 2, 28)

  • Fui circuncidado al octavo día; soy del linaje de Israel; de la tribu de Benjamín; hebreo, hijo de hebreos y, por lo que a la ley se refiere, fariseo; (Filipenses 3, 5)

  • Sin embargo, les dice en tono de recriminación: Vienen días dice el Señor, en que yo haré con la casa de Israel y la casa de Judá una alianza nueva, (Hebreos 8, 8)

  • Ésta es la alianza que haré con la casa de Israel, después de aquellos días, dice el Señor. Pondré mis leyes en su mente, las escribiré en su corazón, yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. (Hebreos 8, 10)


“Pense em Jesus flagelado por amor a você, e ofereça com generosidade um sacrifício a Ele”. São Padre Pio de Pietrelcina