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  • La sabiduría de arriba, por el contrario, es ante todo pura, pacífica, condescendiente, conciliadora, llena de misericordia y de buenos frutos, imparcial, sin hipocresía. (Santiago 3, 17)

  • Hermanos, no habléis mal unos de otros. El que habla mal de su hermano o juzga a su hermano, habla mal de la ley y juzga la ley; y si juzgas la ley no eres cumplidor de la ley, sino juez. (Santiago 4, 11)

  • Habéis condenado y habéis asesinado al inocente sin que él os opusiera resistencia. (Santiago 5, 6)

  • Hermanos míos, ante todo no juréis ni por el cielo ni por la tierra, ni con cualquier otro juramento, sino que vuestro "sí" sea "sí" y vuestro "no", "no", para no incurrir en condenación. (Santiago 5, 12)

  • al que amáis y en el que creéis sin haberlo visto por el que os alegráis con un gozo inenarrable y radiante, (I Pedro 1, 8)

  • y Dios les hizo saber que lo que ellos anunciaban no era para ellos sino para vosotros esto es lo que ahora os anuncian los que predican el evangelio con el poder del Espíritu Santo enviado del cielo esto es lo que los mismos ángeles están deseando contemplar. (I Pedro 1, 12)

  • sino con la preciosa sangre de Cristo el cordero sin tacha ni defecto (I Pedro 1, 19)

  • Purificados por la obediencia a la verdad con el fin de llegar a una fraternidad sincera amaos entrañablemente unos a otros, (I Pedro 1, 22)

  • como quienes han nacido de nuevo y no de una semilla corruptible sino incorruptible la palabra viva y eterna de Dios; (I Pedro 1, 23)

  • Comportaos como hombres libres, pero sin usar la libertad como pretexto para encubrir la malicia sino obrando como siervos de Dios. (I Pedro 2, 16)

  • Esclavos, someteos con todo respeto a los amos; no sólo a los buenos y amables, sino también a los de carácter duro, (I Pedro 2, 18)

  • él, que, siendo ultrajado no respondía con ultrajes siendo maltratado no amenazaba sino que se ponía en manos del que juzga con justicia; (I Pedro 2, 23)


“O mal não se vence com o mal, mas com o bem, que tem em si uma força sobrenatural.” São Padre Pio de Pietrelcina