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  • Había entonces en Israel, para ratificar las compras o cambios, el siguiente rito: uno se quitaba su zapato y lo entregaba al otro. Tal era el modo de hacer fe en Israel. (Rut 4, 7)

  • Cuando se levantaron a la mañana siguiente, Dagón estaba caído en tierra boca abajo ante el arca del Señor, y la cabeza de Dagón y sus dos manos cortadas estaban sobre el umbral; sólo quedaba de Dagón el tronco. (I Samuel 5, 4)

  • Al día siguiente Saúl dividió al pueblo en tres cuerpos, que penetraron en el campamento antes del amanecer y estuvieron matando amonitas hasta el mediodía. Los supervivientes se dispersaron, hasta el punto de no quedar dos juntos. (I Samuel 11, 11)

  • Al día siguiente un espíritu maligno enviado por Dios asaltó a Saúl, que andaba como loco por la casa. David se puso a tocar la cítara, como otros días. Saúl tenía una lanza en su mano (I Samuel 18, 10)

  • Saúl envió de nuevo a los mensajeros para visitar a David, con la orden siguiente: "Traédmelo en la cama para matarle". (I Samuel 19, 15)

  • Al día siguiente de la nueva luna, otra vez quedó vacío el sitio de David. Y Saúl preguntó a su hijo Jonatán: "¿Por qué no ha venido a comer el hijo de Jesé ni ayer ni hoy?". (I Samuel 20, 27)

  • Al día siguiente por la mañana, Jonatán salió al campo, según el convenio que había hecho con David. Le acompañaba un muchacho joven. (I Samuel 20, 35)

  • Cuando Abigaíl llegó a su casa, se encontró a Nabal celebrando un banquete regio. Estaba muy alegre y completamente borracho. Ella no le dijo ni una palabra hasta la mañana siguiente. (I Samuel 25, 36)

  • Al día siguiente, los filisteos fueron a despojar a los caídos y encontraron a Saúl y a sus tres hijos en el monte Gelboé. (I Samuel 31, 8)

  • Al año siguiente, por el tiempo en que suelen los reyes salir a campaña, David envió a Joab, a sus oficiales y a todo Israel a devastar a los amonitas y a sitiar a Rabá. David se quedó en Jerusalén. (II Samuel 11, 1)

  • Al día siguiente David le invitó a comer y beber con él, y Urías se emborrachó; por la tarde salió a acostarse en su cama con los servidores de su señor, pero no fue a su casa. (II Samuel 11, 13)

  • A la mañana siguiente David escribió una carta a Joab y se la mandó por Urías. (II Samuel 11, 14)


“Não sejamos mesquinhos com Deus que tanto nos enriquece.” São Padre Pio de Pietrelcina