Encontrados 82 resultados para: sentado

  • Un joven, llamado Eutico, estaba sentado en la ventana. Como Pablo se alargaba demasiado en su conversación, le entró un sueño tan profundo que, vencido por él, se cayó desde el tercer piso abajo, y lo levantaron ya cadáver. (Hechos 20, 9)

  • Pablo le dijo: "Dios te golpeará a ti, pared blanqueada. Tú estás sentado para juzgarme según la ley, ¿y violando la ley mandas golpearme?". (Hechos 23, 3)

  • Si uno que está sentado tiene una revelación, que se calle el que está hablando. (I Corintios 14, 30)

  • Por consiguiente, si habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde Cristo está sentado a la diestra de Dios; (Colosenses 3, 1)

  • El punto capital de lo que estamos diciendo es que tenemos un sumo sacerdote que está sentado a la derecha del trono de la majestad en los cielos, (Hebreos 8, 1)

  • fijando nuestra mirada en Jesús, el autor y consumador de la fe, quien, para obtener la gloria que se le proponía, soportó la cruz, aceptando valientemente la ignominia, y está sentado a la diestra del trono de Dios. (Hebreos 12, 2)

  • el cual una vez sometidos los ángeles las potestades y las virtudes, subió al cielo y está sentado a la diestra de Dios. (I Pedro 3, 22)

  • Al vencedor lo sentaré conmigo en mi trono, igual que yo, que he vencido y me he sentado con mi Padre en su trono. (Apocalipsis 3, 21)

  • Al instante caí en éxtasis, y vi un trono en el cielo y uno sentado en el trono. (Apocalipsis 4, 2)

  • El que estaba sentado tenía el aspecto de una piedra de jaspe y de sardónica. El trono estaba rodeado de un arco iris, parecido a la esmeralda. (Apocalipsis 4, 3)

  • los veinticuatro ancianos se arrodillan delante del que está sentado en el trono, adoran al que vive por los siglos de los siglos y arrojan sus coronas delante del trono, diciendo: (Apocalipsis 4, 10)

  • Vi en la mano derecha del que está sentado en el trono un libro escrito por las dos caras, sellado con siete sellos. (Apocalipsis 5, 1)


“O medo excessivo nos faz agir sem amor, mas a confiança excessiva não nos deixa considerar o perigo que vamos enfrentar”. São Padre Pio de Pietrelcina