Encontrados 310 resultados para: profeta Eliseo

  • Cuando Eliseo, el hombre de Dios, se enteró de que el rey había rasgado sus vestiduras, le mandó a decir: "¿Por qué has rasgado tus vestiduras? Que venga a mí y sabrá que en Israel hay un profeta". (II Reyes 5, 8)

  • Naamán fue con sus caballos y su carro y se detuvo ante la puerta de la casa de Eliseo. (II Reyes 5, 9)

  • Pero Eliseo le mandó a decir: "Anda, báñate siete veces en el Jordán, y tu cuerpo quedará limpio". (II Reyes 5, 10)

  • Pero sus criados se le acercaron y le dijeron: "Padre nuestro, si el profeta te hubiera mandado una cosa difícil, ¿no la habrías hecho? ¡Cuánto más habiéndote dicho: Lávate y quedarás limpio!". (II Reyes 5, 13)

  • Pero Eliseo replicó: "¡Vive el Señor, a cuyo servicio estoy, que no tomaré nada!". Y por más que insistió para hacérselo aceptar, lo rehusó. (II Reyes 5, 16)

  • Eliseo le respondió: "Vete en paz". Se había alejado Naamán un tanto, (II Reyes 5, 19)

  • cuando Guejazí, el criado de Eliseo, el hombre de Dios, se dijo: "Es claro que mi amo ha sido demasiado condescendiente con este sirio Naamán, hasta el punto de no aceptar de su mano lo que le había traído. ¡Vive el Señor, que voy tras él y consigo de él alguna cosa!". (II Reyes 5, 20)

  • Él entró y se presentó a Eliseo. Eliseo le dijo: "¿De dónde vienes?". Guejazí respondió: "Tu siervo no ha ido a ninguna parte". (II Reyes 5, 25)

  • Eliseo le dijo: "¿Es que no iba contigo mi espíritu cuando un hombre se bajó de su carro para saludarte? Ahora que has recibido dinero podrás comprar vestidos, olivares y viñedos, ovejas y bueyes, siervos y siervas; (II Reyes 5, 26)

  • Los discípulos de los profetas dijeron a Eliseo: "Como ves, el lugar en que vivimos contigo es demasiado estrecho para nosotros. (II Reyes 6, 1)

  • Déjanos ir hasta el Jordán, para tomar cada uno un madero y construirnos una casa". Eliseo respondió: "Podéis ir". (II Reyes 6, 2)

  • Pero uno de ellos dijo: "Ven tú con nosotros". Eliseo contestó: "Iré". (II Reyes 6, 3)


“Tenhamos sempre horror ao pecado mortal e nunca deixemos de caminhar na estrada da santa eternidade.” São Padre Pio de Pietrelcina