Encontrados 82 resultados para: matrimonio de Tobías

  • Por aquellos mismos días hubo mucha correspondencia epistolar entre los nobles de Judá y Tobías, (Nehemías 6, 17)

  • pues Tobías tenía muchos aliados en Judá por ser yerno de Secanías, hijo de Araj, y estar casado su hijo Yohojanán con la hija de Mesulán, hijo de Berequías. (Nehemías 6, 18)

  • Lo alababan en mi presencia y le transmitían mis palabras. Y Tobías seguía mandando cartas para intimidarme. (Nehemías 6, 19)

  • de Delayas, de Tobías, de Necodá: seiscientos cuarenta y dos. (Nehemías 7, 62)

  • Anteriormente, el sacerdote Eliasib, que estaba encargado de los almacenes del templo de nuestro Dios y era pariente de Tobías, (Nehemías 13, 4)

  • y vine a Jerusalén; aquí me enteré del mal que había hecho Eliasib en favor de Tobías, proporcionándole un local en el atrio mismo del templo de Dios. (Nehemías 13, 7)

  • Esto me desagradó tanto que eché fuera del local todos los muebles de la casa de Tobías; (Nehemías 13, 8)

  • Cuando fui mayor, me casé con una mujer de nuestra familia, llamada Ana, de la que tuve un hijo llamado Tobías. (Tobías 1, 9)

  • Todos mis bienes fueron confiscados, pasando al tesoro real. No me quedó nada más que Ana, mi mujer, y Tobías. (Tobías 1, 20)

  • Bajo el reinado de Asaradón volví a mi casa, y me devolvieron a mi mujer Ana y a mi hijo Tobías. En nuestra fiesta de pentecostés, que es la fiesta santa de las siete semanas, me prepararon un buen banquete, y yo me puse a comer. (Tobías 2, 1)

  • Como la mesa estaba preparada para mí con alimentos abundantes, dije a mi hijo Tobías: "Hijo mío, ve en busca de un pobre de entre nuestros compatriotas cautivos en Nínive que de veras se acuerde del Señor, y tráelo a comer conmigo. Espero hasta que vuelvas". (Tobías 2, 2)

  • Tobías salió en busca de un pobre de entre nuestros connacionales, volvió y me dijo: "Padre". Yo le respondí: "¿Qué, hijo mío?". Replicó: "Padre, uno de nuestro pueblo ha sido estrangulado y tirado en la plaza". (Tobías 2, 3)


“Caminhe com alegria e com o coração o mais sincero e aberto que puder. E quando não conseguir manter esta santa alegria, ao menos não perca nunca o valor e a confiança em Deus.” São Padre Pio de Pietrelcina