Encontrados 74 resultados para: jornada de Tobías

  • pues Tobías tenía muchos aliados en Judá por ser yerno de Secanías, hijo de Araj, y estar casado su hijo Yohojanán con la hija de Mesulán, hijo de Berequías. (Nehemías 6, 18)

  • Lo alababan en mi presencia y le transmitían mis palabras. Y Tobías seguía mandando cartas para intimidarme. (Nehemías 6, 19)

  • de Delayas, de Tobías, de Necodá: seiscientos cuarenta y dos. (Nehemías 7, 62)

  • Anteriormente, el sacerdote Eliasib, que estaba encargado de los almacenes del templo de nuestro Dios y era pariente de Tobías, (Nehemías 13, 4)

  • y vine a Jerusalén; aquí me enteré del mal que había hecho Eliasib en favor de Tobías, proporcionándole un local en el atrio mismo del templo de Dios. (Nehemías 13, 7)

  • Esto me desagradó tanto que eché fuera del local todos los muebles de la casa de Tobías; (Nehemías 13, 8)

  • Cuando fui mayor, me casé con una mujer de nuestra familia, llamada Ana, de la que tuve un hijo llamado Tobías. (Tobías 1, 9)

  • Todos mis bienes fueron confiscados, pasando al tesoro real. No me quedó nada más que Ana, mi mujer, y Tobías. (Tobías 1, 20)

  • Bajo el reinado de Asaradón volví a mi casa, y me devolvieron a mi mujer Ana y a mi hijo Tobías. En nuestra fiesta de pentecostés, que es la fiesta santa de las siete semanas, me prepararon un buen banquete, y yo me puse a comer. (Tobías 2, 1)

  • Como la mesa estaba preparada para mí con alimentos abundantes, dije a mi hijo Tobías: "Hijo mío, ve en busca de un pobre de entre nuestros compatriotas cautivos en Nínive que de veras se acuerde del Señor, y tráelo a comer conmigo. Espero hasta que vuelvas". (Tobías 2, 2)

  • Tobías salió en busca de un pobre de entre nuestros connacionales, volvió y me dijo: "Padre". Yo le respondí: "¿Qué, hijo mío?". Replicó: "Padre, uno de nuestro pueblo ha sido estrangulado y tirado en la plaza". (Tobías 2, 3)

  • y envió a Rafael para curarlos; a Tobit, de las manchas blancas de sus ojos, para que volviese a ver la luz del cielo, y a Sara, hija de Ragüel, para darla por esposa a Tobías, hijo de Tobit, librándola del maligno demonio Asmodeo, pues correspondía a Tobías casarse con ella con preferencia a todos los demás pretendientes. Al mismo tiempo que Tobit volvía del patio de su casa, Sara, hija de Ragüel, bajaba del piso superior. (Tobías 3, 17)


“Não nos preocupemos quando Deus põe à prova a nossa fidelidade. Confiemo-nos à Sua vontade; é o que podemos fazer. Deus nos libertará, consolará e enorajará.” São Padre Pio de Pietrelcina