Encontrados 214 resultados para: historia de Moab

  • sino que caerán, a occidente, sobre las costas de los filisteos, y juntos saquearán a los hijos de oriente; se apoderarán de Edón y de Moab, y los hijos de Amón serán sus súbditos. (Isaías 11, 14)

  • Oráculo sobre Moab: ¡Sí, la noche que Ar fue devastada sucumbió Moab; la noche que Quir fue devastada, sucumbió Moab! (Isaías 15, 1)

  • Ha subido la gente de Dibón a las alturas a llorar; sobre el Nebo y Madaba gime Moab. Toda cabeza, calva; toda barba, cortada; (Isaías 15, 2)

  • Gritan Jesbón y Elalé, hasta Yahas se oye su voz: los guerreros de Moab se estremecen, se amedrenta su ánimo. (Isaías 15, 4)

  • Mi corazón gime por Moab; sus fugitivos están ya en Soar, en Egla-Selisiyá. La subida de Lujit la suben llorando; por el camino de Joronáyim, lanzan gritos de angustia. (Isaías 15, 5)

  • Los lamentos recorren el territorio de Moab: hasta Egláyim llega su grito; su aullido, hasta Beer-Elín. (Isaías 15, 8)

  • Porque están llenas de sangre las aguas de Dimón, y aún más añadiré a Dimón: un león sobre los escapados de Moab y sobre los que queden en el país. (Isaías 15, 9)

  • Como pájaros inquietos, cual nidada dispersa serán las hijas de Moab en los vados del Arnón. (Isaías 16, 2)

  • Deja que en ti se hospeden los fugitivos de Moab; sé tú su cobijo frente al devastador hasta que acabe la opresión, el devastador desaparezca y se aleje del país el que lo arrasa. (Isaías 16, 4)

  • Hemos conocido la soberbia de Moab, demasiado orgulloso: su empaque, su vanidad, su arrogancia, sus huecas pretensiones. (Isaías 16, 6)

  • Por eso Moab gime por Moab; todos se lamentan por las tortas de uvas de Quir Jaréset, todos suspiran consternados. (Isaías 16, 7)

  • Mis entrañas por Moab se estremecen como un arpa; y mi corazón, por Quir Jaréset. (Isaías 16, 11)


Por que a tentação passada deixa na alma uma certa perturbação? perguntou um penitente a Padre Pio. Ele respondeu: “Você já presenciou um tremor de terra? Quando tudo estremece a sua volta, você também é sacudido; no entanto, não necessariamente fica enterrado nos destroços!” São Padre Pio de Pietrelcina