Encontrados 1407 resultados para: hasta

  • hasta convertiros en modelo para todos los creyentes de Macedonia y de Acaya. (I Tesalonicenses 1, 7)

  • Después nosotros, los vivos, los que estemos hasta la venida del Señor, seremos arrebatados juntamente con ellos entre nubes por los aires al encuentro del Señor. Y ya estaremos siempre con el Señor. (I Tesalonicenses 4, 17)

  • hasta el punto de que nos sentimos orgullosos de vosotros en medio del pueblo de Dios por la fortaleza y por la fe con que soportáis los sufrimientos y las persecuciones. (II Tesalonicenses 1, 4)

  • que se levantará contra todo lo divino y todo lo que tenga carácter religioso, hasta llegar a sentarse en el santuario de Dios, haciéndose pasar a sí mismo por Dios. (II Tesalonicenses 2, 4)

  • Vosotros sabéis muy bien qué es lo que le retiene ahora, impidiendo su aparición hasta su tiempo. (II Tesalonicenses 2, 6)

  • que guardes el mandamiento sin mancha y sin reproche hasta la manifestación de nuestro Señor Jesucristo, (I Timoteo 6, 14)

  • Ésta es la causa de todos estos sufrimientos; pero no me avergüenzo, pues sé en quién he puesto mi confianza y estoy seguro de que él puede guardar hasta el último día lo que me ha encomendado. (II Timoteo 1, 12)

  • sino que, tan pronto como llegó a Roma, se puso sin descanso a buscarme hasta que me encontró. (II Timoteo 1, 17)

  • Y ¿a cuál de los ángeles dijo nunca: Siéntate a mi derecha hasta que haga de tus enemigos estrado de tus pies? (Hebreos 1, 13)

  • Porque si la palabra promulgada por los ángeles estaba garantizada hasta el punto de que toda transgresión y desobediencia recibió su justo castigo, (Hebreos 2, 2)

  • Cristo, por el contrario, lo ha sido en calidad de Hijo, al frente de su casa. Y su casa somos nosotros, con tal que permanezcamos inquebrantables hasta el fin, confesando valientemente nuestra fe y confiados en la esperanza que tenemos. (Hebreos 3, 6)

  • Porque hemos llegado a ser partícipes de Cristo, si seguimos manteniendo inquebrantable hasta el fin nuestra fe inicial. (Hebreos 3, 14)


“O grau sublime da humildade é não só reconhecer a abnegação, mas amá-la.” São Padre Pio de Pietrelcina