Encontrados 1407 resultados para: hasta

  • y hasta es conveniente que haya divisiones entre vosotros para que se sepa quiénes son de virtud probada. (I Corintios 11, 19)

  • Pues siempre que coméis este pan y bebéis este cáliz anunciáis la muerte del Señor hasta que vuelva. (I Corintios 11, 26)

  • Pues es necesario que él reine hasta poner a todos sus enemigos bajo sus pies. (I Corintios 15, 25)

  • Tal vez me detenga con vosotros, y hasta quizá pase el invierno para que me ayudéis a proseguir el viaje. (I Corintios 16, 6)

  • En Éfeso me quedaré hasta pentecostés; (I Corintios 16, 8)

  • Os escribí esa carta profundamente acongojado y angustiado, y hasta con lágrimas en los ojos, no para causaros tristeza, sino para manifestaros el amor tan grande que os tengo. (II Corintios 2, 4)

  • Y si el ministerio de muerte, grabado en letras sobre piedras, fue glorioso hasta el punto que los israelitas no podían mirar fijamente al rostro de Moisés a causa del resplandor, que era pasajero, (II Corintios 3, 7)

  • Hasta hoy, siempre que leen a Moisés, el velo nubla su mente. (II Corintios 3, 15)

  • hasta el punto que he pedido a Tito, que ya que había comenzado, que termine entre vosotros esta obra de caridad. (II Corintios 8, 6)

  • Sin embargo, yo no quiero presumir demasiado; me quedo en los límites del campo de acción que Dios me ha señalado al permitirme llegar hasta vosotros. (II Corintios 10, 13)

  • No traspasamos los límites debidos, como si no hubiéramos llegado a vosotros, pues hasta vosotros hemos llegado con el evangelio de Cristo. (II Corintios 10, 14)

  • Conozco a un hombre, un cristiano, que hace catorce años -en cuerpo o en espíritu, no lo sé, Dios lo sabe- fue arrebatado hasta el tercer cielo. (II Corintios 12, 2)


“Que Maria sempre enfeite sua alma com as flores e o perfume de novas virtudes e coloque a mão materna sobre sua cabeça. Fique sempre e cada vez mais perto de nossa Mãe celeste, pois ela é o mar que deve ser atravessado para se atingir as praias do esplendor eterno no reino do amanhecer.” São Padre Pio de Pietrelcina