Encontrados 71 resultados para: esposa

  • y, no bastándole imitar los pecados de Jeroboán, hijo de Nabat, tomó por esposa a Jezabel, hija de Etbaal, rey de los sidonios, y sirvió y adoró a Baal. (I Reyes 16, 31)

  • Su esposa Jezabel se acercó a él y le dijo: "¿Por qué estás de tan mal humor y no quieres comer?". (I Reyes 21, 5)

  • En verdad no hubo nadie que como Ajab se prestase a hacer lo que es malo a los ojos del Señor, a lo cual le incitaba su esposa Jezabel, (I Reyes 21, 25)

  • Una mujer, esposa de un discípulo de los profetas, fue a lamentarse a Eliseo: "Mi marido ha muerto. Tú bien sabes que tu siervo era temeroso del Señor. Pues bien, el acreedor ha venido a llevarse mis dos hijos como esclavos". (II Reyes 4, 1)

  • Joás, rey de Israel, mandó a decir a Amasías, rey de Judá: "El cardo del Líbano mandó a decir al cedro del Líbano: Da tu hija por esposa a mi hijo. Pero pasaron las fieras del Líbano y pisotearon el cardo. (II Reyes 14, 9)

  • El sacerdote Jelcías, Ajicán, Acbor, Safán y Asaías fueron a ver a la profetisa Juldá, esposa de Salún, hijo de Ticua y nieto de Jarjás, el guardarropa del templo. Juldá vivía en el barrio nuevo de Jerusalén. Le expusieron el caso, (II Reyes 22, 14)

  • Después de la muerte de Jesrón, Caleb se casó con Éfrata, que había sido esposa de Jesrón, su padre, de la que tuvo a Asjur, padre de Técoa. (I Crónicas 2, 24)

  • A éste dio Sesán por esposa una de sus hijas, de la que tuvo a Atay. (I Crónicas 2, 35)

  • la mujer de éste, que era judía, dio a luz a Yéred, padre de Guedor; a Jeber, padre de Soco, y a Yecutiel, padre de Zanóaj. Éstos son los hijos de Bitía, la hija del Faraón, esposa de Méred. (I Crónicas 4, 18)

  • Joás, rey de Israel, mandó a decir a Amasías, rey de Judá: "El cardo del Líbano manda a decir al cedro del Líbano: Da tu hija por esposa a mi hijo; pero pasaron las fieras del Líbano y pisotearon el cardo. (II Crónicas 25, 18)

  • Jelcías y las gentes del rey fueron a ver a la profetisa Julda, esposa de Salún, hijo de Ticuá y nieto de Jasrá, guardarropa del templo. Julda vivía en el barrio nuevo de Jerusalén. Le expusieron el caso, (II Crónicas 34, 22)

  • y que jamás deshonré mi nombre ni el de mi padre en este país de destierro. Soy hija única y heredera de mi padre; no tiene él ni pariente próximo ni compatriota a quien darme por esposa. Siete maridos he perdido; ¿para qué quiero la vida? Pero si no quieres quitármela, mírame y ten piedad de mí, para que no escuche jamás tales ultrajes". (Tobías 3, 15)


“Quando fizer o bem, esqueça. Se fizer o mal, pense no que fez e se arrependa.” São Padre Pio de Pietrelcina