Encontrados 475 resultados para: espíritu

  • la Escritura dice: Adán, el primer hombre, fue creado un ser viviente; el último Adán, como espíritu que da vida. (I Corintios 15, 45)

  • Él nos ha marcado con su sello y ha puesto en nuestros corazones el Espíritu como prenda de salvación. (II Corintios 1, 22)

  • pues es claro que vosotros sois una carta de Cristo redactada por mí y escrita, no con tinta, sino con el Espíritu de Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en las tablas de carne, en vuestros corazones. (II Corintios 3, 3)

  • que me ha capacitado para ser ministro de la nueva alianza; no de la letra, sino del espíritu, pues la letra mata, pero el espíritu da vida. (II Corintios 3, 6)

  • ¡cuánto más glorioso no será el ministerio del espíritu! (II Corintios 3, 8)

  • El Señor es Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. (II Corintios 3, 17)

  • Y todos nosotros, con la cara descubierta, reflejando como en un espejo la gloria del Señor, nos transformamos en su misma imagen, resultando siempre más gloriosos, bajo el influjo del Espíritu del Señor. (II Corintios 3, 18)

  • Sin embargo, teniendo el mismo espíritu de fe, según lo que dice la Escritura: Creí, por eso hablé, también nosotros creemos y por eso hablamos; (II Corintios 4, 13)

  • El que nos ha hecho para este destino es Dios, y como garantía nos ha dado su Espíritu. (II Corintios 5, 5)

  • castidad, ciencia, paciencia, bondad, Espíritu Santo, amor sincero; (II Corintios 6, 6)

  • Hermanos míos, ya que tenemos estas promesas, purifiquémonos de todo lo que mancha el cuerpo o el espíritu, perfeccionando nuestra consagración en el temor de Dios. (II Corintios 7, 1)

  • Porque si alguno viene a predicaros otro Jesucristo diferente del que yo os he predicado, o si recibís otro Espíritu diferente del que habéis recibido, u otro evangelio que el que abrazasteis, lo aceptáis con gusto. (II Corintios 11, 4)


“Os talentos de que fala o Evangelho são os cinco sentidos, a inteligência e a vontade. Quem tem mais talentos, tem maior dever de usá-los para o bem dos outros.” São Padre Pio de Pietrelcina