Encontrados 101 resultados para: embargo
Porque toda la familia de mi padre es merecedora de la muerte por parte de mi señor, el rey; y, sin embargo, tú has admitido a tu siervo entre los que comen a tu mesa. ¿Qué derecho puedo tener yo para implorar todavía al rey?". (II Samuel 19, 29)
Entonces el rey convocó a los gabaonitas y les habló (los gabaonitas no eran israelitas, sino un resto de los amorreos; pero los israelitas estaban ligados a ellos con juramento y, sin embargo, Saúl había intentado exterminarlos en su celo por Israel y Judá). (II Samuel 21, 2)
Sin embargo, el pueblo sacrificaba en las colinas, pues para entonces aún no había sido edificado un templo al nombre del Señor. (I Reyes 3, 2)
Sin embargo, en atención a tu padre David, no lo haré en tus días; se lo quitaré a tu hijo; (I Reyes 11, 12)
Sin embargo, no le quitaré el reino de su propia mano, sino que le mantendré en él todos los días de su vida, en atención a mi siervo David, a quien elegí y que guardó mis preceptos y mis leyes. (I Reyes 11, 34)
Sin embargo, en atención a David, el Señor, su Dios, le concedió una lámpara en Jerusalén, suscitando a su hijo después de él y manteniendo en pie a Jerusalén, (I Reyes 15, 4)
Sin embargo, las colinas no desaparecieron, y el pueblo seguía aún ofreciendo sacrificios y quemando incienso en ellas. (I Reyes 22, 44)
Sin embargo, cometió los mismos pecados que Jeroboán, hijo de Nabat, hizo cometer a Israel. (II Reyes 3, 3)
Sin embargo, el Señor no quiso exterminar a Judá, en atención a David, su siervo, conforme a la promesa que le había hecho de conservarle para siempre una lámpara para sus hijos. (II Reyes 8, 19)
Sin embargo, Jehú no se apartó de los pecados de Jeroboán, hijo de Nabat, el que hizo pecar a Israel; esto es, los becerros de oro, que había en Betel y en Dan. (II Reyes 10, 29)
Sin embargo, no desaparecieron las colinas, de modo que el pueblo seguía ofreciendo sacrificios y quemando incienso en ellas. (II Reyes 12, 4)
Sin embargo, no se apartaron de los pecados de la casa de Jeroboán, el que había hecho pecar a Israel; incluso el cipo sagrado siguió en pie en Samaría. (II Reyes 13, 6)