Encontrados 21 resultados para: demonio
porque había tenido siete maridos, y el perverso demonio Asmodeo los había matado antes de que consumaran el matrimonio. "Tú eres -le decía la criada- la que matas a tus maridos. Te han dado a siete, y de ninguno has gozado. (Tobías 3, 8)
y envió a Rafael para curarlos; a Tobit, de las manchas blancas de sus ojos, para que volviese a ver la luz del cielo, y a Sara, hija de Ragüel, para darla por esposa a Tobías, hijo de Tobit, librándola del maligno demonio Asmodeo, pues correspondía a Tobías casarse con ella con preferencia a todos los demás pretendientes. Al mismo tiempo que Tobit volvía del patio de su casa, Sara, hija de Ragüel, bajaba del piso superior. (Tobías 3, 17)
Le respondió: "El corazón y el hígado del pez se queman delante de un hombre o mujer atormentados por el demonio o por un espíritu maligno, y el tormento desaparece para siempre. (Tobías 6, 8)
Tobías respondió a Rafael: "Hermano Azarías, he oído decir que la joven se ha casado ya siete veces y que los siete maridos murieron en la habitación matrimonial la noche de bodas cuando iban a unirse a ella. He oído también decir que es un demonio quien los mataba. (Tobías 6, 14)
El ángel respondió: "¿No recuerdas los consejos de tu padre, que te recomendaba casarte con una mujer de su familia? Hermano, no te preocupes por el demonio, y cásate con ella. Te aseguro que esta noche será tu esposa. (Tobías 6, 16)
Cuando entres en la habitación matrimonial, toma un trozo del hígado y del corazón del pez y échalos en el brasero del incienso. Dará olor y, en cuanto huela, el demonio huirá para no volver más. (Tobías 6, 17)
El olor del pez se esparció por la habitación y el demonio huyó al alto Egipto, adonde fue Rafael y lo ató, dejándolo inmóvil. (Tobías 8, 3)
Jesús echó al demonio, y el mudo empezó a hablar. Las gentes decían maravilladas: "Jamás se ha visto cosa semejante en Israel". (Mateo 9, 33)
Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dijeron: Tiene un demonio. (Mateo 11, 18)
Y una mujer cananea salió de aquellos contornos y se puso a gritar: "¡Ten compasión de mí, Señor, hijo de David! Mi hija está atormentada por un demonio". (Mateo 15, 22)
Jesús lo increpó, el demonio salió del muchacho y en aquel momento quedó curado. (Mateo 17, 18)
Esta mujer era pagana, sirofenicia de origen, y suplicaba a Jesús que echase de su hija al demonio. (Marcos 7, 26)