Encontrados 1129 resultados para: dan

  • Os saludan todos los hermanos. Saludaos unos a otros con el abrazo de la paz. (I Corintios 16, 20)

  • Pero sus entendimientos se embotaron, y aquel velo permanece de tal modo que les impide comprender el Antiguo Testamento, y no se dan cuenta de que Cristo ha descorrido ya el velo. (II Corintios 3, 14)

  • Porque todo es por vosotros, para que la gracia, cada vez más abundante, multiplique la acción de gracias para gloria de Dios. (II Corintios 4, 15)

  • Escuchadme. A nadie hemos hecho daño, a nadie hemos arruinado, a nadie hemos explotado. (II Corintios 7, 2)

  • ahora me alegro; no porque os entristecisteis, sino porque esa tristeza sirvió para vuestro arrepentimiento. Como fue una tristeza querida por Dios, no os hice ningún daño. (II Corintios 7, 9)

  • Por eso, ahora vuestra abundancia debe socorrer su pobreza, y un día su abundancia socorrerá vuestra pobreza. Y así reinará la igualdad, (II Corintios 8, 14)

  • Pensad: el que siembra con mezquindad, con mezquindad cosechará; y el que siembra con abundancia cosechará abundantemente. (II Corintios 9, 6)

  • Siendo ricos en todo, podréis ejercitar abundantemente vuestra generosidad, lo que, por mediación mía, hará que los hermanos den gracias a Dios. (II Corintios 9, 11)

  • Cuando estaba entre vosotros y necesité algo no fui carga para nadie, pues remediaron mi necesidad los hermanos llegados de Macedonia; me guardé muy bien y me seguiré guardando de ser carga para nadie. (II Corintios 11, 9)

  • Saludaos unos a otros con el abrazo de la paz. Os saludan todos los hermanos. (II Corintios 13, 12)

  • Hijos míos, sufro por vosotros como si os estuviera de nuevo dando a luz hasta que Cristo sea formado en vosotros. (Gálatas 4, 19)

  • Ni los mismos circuncidados guardan la ley; pero quieren que vosotros os circuncidéis para presumir de que ellos os obligaron a hacerlo. (Gálatas 6, 13)


“O Senhor sempre orienta e chama; mas não se quer segui-lo e responder-lhe, pois só se vê os próprios interesses. Às vezes, pelo fato de se ouvir sempre a Sua voz, ninguém mais se apercebe dela; mas o Senhor ilumina e chama. São os homens que se colocam na posição de não conseguir mais escutar.” São Padre Pio de Pietrelcina