Encontrados 1019 resultados para: bajo su mano

  • ¿No hizo mi mano todas estas cosas? (Hechos 7, 50)

  • Saulo se levantó del suelo, y, aunque tenía los ojos abiertos, no veía nada; lo llevaron de la mano a Damasco, (Hechos 9, 8)

  • Pedro le dio la mano y la levantó. Llamó a los fieles y a las viudas y se la presentó viva. (Hechos 9, 41)

  • Pedro bajó y les dijo: "Yo soy el que buscáis. ¿Por qué habéis venido?". (Hechos 10, 21)

  • Entonces Pedro, dándose cuenta de lo que pasaba, dijo: "Ahora sé realmente que el Señor ha enviado su ángel y me ha arrancado de la mano de Herodes y de todo lo que esperaba el pueblo judío". (Hechos 12, 11)

  • Pedro les hizo señas con la mano de que callasen y contó cómo el Señor lo había sacado de la cárcel. Y añadió: "Comunicádselo a Santiago y a los hermanos". Luego salió y se fue a otro sitio. (Hechos 12, 17)

  • Pues ahora la mano del Señor está sobre ti; te vas a quedar ciego sin ver el sol por cierto tiempo". Y en el mismo instante quedó sumergido en la oscuridad y en las tinieblas; y, dando vueltas, buscaba quien lo llevara de la mano. (Hechos 13, 11)

  • Pablo se levantó y, haciendo con la mano señal de silencio, dijo: "Israelitas y los que sois fieles a Dios, escuchad. (Hechos 13, 16)

  • Los judíos, llevados por la envidia, echaron mano de unos gamberros, que provocaron tumultos y alborotaron la ciudad. Se presentaron ante la casa de Jasón para llevarlos ante la plebe; (Hechos 17, 5)

  • El Dios que ha hecho el mundo y todo l que hay en él, siendo señor del cielo y de la tierra, no habita en templos construidos por la mano del hombre. (Hechos 17, 24)

  • Zarpó de Éfeso, desembarcó en Cesarea, fue a saludar a la Iglesia y bajó a Antioquía. (Hechos 18, 22)

  • Algunos judíos empujaron a Alejandro para que hablara a la gente, y Alejandro hizo señal con la mano de que quería hablar al pueblo. (Hechos 19, 33)


“Amar significa dar aos outros – especialmente a quem precisa e a quem sofre – o que de melhor temos em nós mesmos e de nós mesmos; e de dá-lo sorridentes e felizes, renunciando ao nosso egoísmo, à nossa alegria, ao nosso prazer e ao nosso orgulho”. São Padre Pio de Pietrelcina