Encontrados 386 resultados para: Tribu de Benjamín

  • En las ciudades de la montaña, en las de la llanura, en las de Negueb, en la tierra de Benjamín, en los alrededores de Jerusalén y en las ciudades de Judá, pasará de nuevo el ganado por las manos de quien lo recuenta -dice el Señor-. (Jeremías 33, 13)

  • Jeremías quiso salir de la ciudad para dirigirse a la tierra de Benjamín a hacer las reparticiones del aprovisionamiento entre los suyos. (Jeremías 37, 12)

  • Pero al llegar a la puerta de Benjamín, el guardia que estaba de turno, llamado Yirayas, hijo de Selemías, hijo de Ananías, arrestó al profeta Jeremías exclamando: "¡Tú te pasas a los caldeos!". (Jeremías 37, 13)

  • Ebedmélec, eunuco etíope del palacio real, oyó decir que habían echado a Jeremías en la cisterna. Y en una ocasión en que el rey se encontraba en la puerta de Benjamín, (Jeremías 38, 7)

  • No es así la porción de Jacob, porque él ha formado el universo e Israel es la tribu de su heredad; su nombre es "el Señor omnipotente". (Jeremías 51, 19)

  • En la tribu en que el extranjero se haya establecido, allí le daréis una heredad, dice el Señor Dios. (Ezequiel 47, 23)

  • entre la posesión de los levitas y la de la ciudad y entre la porción correspondiente al príncipe, la cual se encuentra entre el territorio de Judá y el de Benjamín. (Ezequiel 48, 22)

  • Para las otras tribus: desde la frontera oriental hasta la occidental: Benjamín, una parte. (Ezequiel 48, 23)

  • Limitando con Benjamín, desde la frontera oriental hasta la occidental: Simeón, una parte. (Ezequiel 48, 24)

  • Por el lado este, dos mil doscientos cincuenta metros y tres puertas: la puerta de José, la puerta de Benjamín, la puerta de Dan. (Ezequiel 48, 32)

  • Tocad el cuerno en Guibeá, la trompeta en Ramá; dad la alarma en Bet-Avén; y tú, alerta, Benjamín. (Oseas 5, 8)

  • Ocuparán el Negueb, la montaña de Esaú, la llanura, el país de los filisteos, el territorio de Efraín y de Samaría, Benjamín y Galaad. (Abdías 1, 19)


“O mal não se vence com o mal, mas com o bem, que tem em si uma força sobrenatural.” São Padre Pio de Pietrelcina