Encontrados 73 resultados para: Montañas
La región donde ellos habitaron va desde Mesa, en dirección de Sefar, hasta las montañas orientales. (Génesis 10, 30)
y a los hurritas en las montañas de Seir hasta El-Farán, que está junto al desierto. (Génesis 14, 6)
¿Por qué van a poder decir los egipcios: Con muy mala intención los hizo salir, para hacerlos perecer en las montañas y exterminarlos de la superficie de la tierra? Aplaca tu ira y arrepiéntete de la amenaza contra tu pueblo. (Exodo 32, 12)
tierra que te dará el pan en abundancia sin carecer de nada; tierra donde las piedras son de hierro y de cuyas montañas sale el bronce. (Deuteronomio 8, 9)
Destruiréis totalmente todos los lugares donde las naciones que vais a desalojar han dado culto a sus dioses; sobre las montañas, sobre los collados y bajo todo árbol frondoso: (Deuteronomio 12, 2)
"Sube al monte Nebo, sobre la cima de la cadena de montañas de Abarín, en tierra de Moab, enfrente de Jericó, y contempla la tierra de Canaán, que voy a dar en propiedad a los israelitas. (Deuteronomio 32, 49)
con las primicias de las viejas montañas, con lo mejor de los collados eternos, (Deuteronomio 33, 15)
Los nobles de Siquén pusieron emboscadas sobre las cumbres de las montañas y asaltaban a todos los que pasaban por el camino. Y Abimelec se enteró de esto. (Jueces 9, 25)
Atravesaron las montañas de Efraín; pasaron la tierra de Salisá, pero no las encontraron; cruzaron el país de Salín, y no estaban allí; atravesaron el país de Benjamín, y no las encontraron. (I Samuel 9, 4)
Jeroboán fortificó Siquén, en las montañas de Efraín, y fijó en ella su residencia. Luego fortificó Penuel. (I Reyes 12, 25)
Los súbditos del rey de Siria le dijeron: "El dios de ellos es dios de las montañas; por eso nos han vencido; pero luchemos contra ellos en la llanura, y verás cómo los venceremos. (I Reyes 20, 23)
Entonces un hombre de Dios se llegó al rey de Israel, y le dijo: "Esto dice el Señor: Ya que Siria ha dicho que el Señor es el Dios de las montañas y no el Dios de los valles, voy a entregar en tus manos a toda esa inmensa multitud, para que conozcáis que yo soy el Señor". (I Reyes 20, 28)
