Encontrados 241 resultados para: Levantó

  • Ella guardó al primer ser formado por Dios, padre del mundo; cuando él todavía era la única criatura, le levantó de su caída, (Sabiduría 10, 1)

  • Aun después de su muerte profetizó y anunció al rey su fin; levantó su voz profética desde la tierra para borrar la iniquidad del pueblo. (Eclesiástico 46, 20)

  • Después de él se levantó Natán para profetizar en los días de David. (Eclesiástico 47, 1)

  • En sus días subió Senaquerib y envió a Rabsaqués, que levantó su mano contra Sión y se mostró arrogante en su orgullo. (Eclesiástico 48, 18)

  • También es grande el recuerdo de Nehemías, que nos levantó muros derruidos, puso puertas y cerrojos y restauró nuestras moradas. (Eclesiástico 49, 13)

  • Entonces Senaquerib, rey de Asiria, levantó el campamento y se marchó y, de regreso, se quedó en Nínive. (Isaías 37, 37)

  • Me levanto contra los profetas que profetizan sueños mentirosos -dice el Señor- y, contándolos, desorientan a mi pueblo con sus mentiras y sus extravagancias. Yo no los he enviado ni les he confiado mis órdenes, y ellos no sirven de nada a este pueblo -dice el Señor-. (Jeremías 23, 32)

  • Y en el año noveno de su reinado, el día diez del décimo mes, Nabucodonosor, rey de Babilonia, llegó con todo su ejército contra Jerusalén. Acampó junto a ella y levantó alrededor un terraplén de asedio. (Jeremías 52, 4)

  • El espíritu me levantó y me arrebató; iba yo amargado, con el ánimo lleno de excitación, mientras la mano del Señor pesaba fuertemente sobre mí. (Ezequiel 3, 14)

  • Entonces el espíritu se levantó y me llevó en visión, en el espíritu de Dios, a Caldea, donde los deportados. Después desapareció de mí la visión que había contemplado. (Ezequiel 11, 24)

  • esto dice el Señor Dios: Yo levanto mi mano y juro que las naciones circunvecinas soportarán también ellas su oprobio. (Ezequiel 36, 7)

  • Entonces el espíritu me levantó y me llevó al atrio interior. La gloria del Señor llenaba el templo. (Ezequiel 43, 5)


“Para mim, Deus está sempre fixo na minha mente e estampado no meu coração.” São Padre Pio de Pietrelcina