Encontrados 132 resultados para: Galaad

  • Los hijos de Maquir, hijo de Manasés, marcharon contra Galaad, la conquistaron y expulsaron a los amorreos que se encontraban allí. (Números 32, 39)

  • Moisés dio Galaad a Maquir, hijo de Manasés, que se estableció allí. (Números 32, 40)

  • Los cabezas de familia de los clanes de Galaad, hijo de Maquir, hijo de Manasés, uno de los clanes de la casa de José, fueron a ver a Moisés y a los jefes de familia israelitas, (Números 36, 1)

  • Desde Aroer, que está al borde del río Arnón, la ciudad que está en el valle, hasta Galaad, no hubo para nosotros ciudad inexpugnable. El Señor, nuestro Dios, las puso todas en nuestras manos. (Deuteronomio 2, 36)

  • Todas las ciudades de la meseta, todo Galaad y todo Basán hasta Salcá y Edreí, capitales de Og en Basán. ( (Deuteronomio 3, 10)

  • "Tomamos entonces posesión de esta tierra. A las tribus de Rubén y de Gad les di el territorio que va desde Aroer, al borde del río Arnón, hasta la mitad de la montaña de Galaad con sus ciudades. (Deuteronomio 3, 12)

  • A media tribu de Manasés le di el resto de Galaad y toda la parte de Basán perteneciente al reino de Og. (Toda la confederación de Argob, todo el Basán, es lo que se llama la tierra de los refaítas. (Deuteronomio 3, 13)

  • A Maquir le di Galaad. (Deuteronomio 3, 15)

  • A los rubenitas y a los gaditas les di desde Galaad, por un lado, hasta el río Arnón, que hacía de frontera; y, por otro, hasta el río Yaboc, frontera de los amonitas. (Deuteronomio 3, 16)

  • para los rubenitas, Beser, en el desierto, en la meseta; para los gaditas, Ramot, en Galaad; y para los manasitas, Golán, en Basán. (Deuteronomio 4, 43)

  • Moisés subió de los llanos de Moab al monte Nebo, a la cima del Pisga, enfrente de Jericó. Y el Señor le mostró toda la tierra: desde Galaad hasta Dan, (Deuteronomio 34, 1)

  • Sijón, rey de los amorreos, que vivía en Jesbón, dominaba desde Aroer, a orillas del río Arnón, incluyendo el medio de este valle, la mitad de Galaad, hasta el río Yeboc, límite de los amonitas; (Josué 12, 2)


“Não desperdice suas energias em coisas que geram preocupação, perturbação e ansiedade. Uma coisa somente é necessária: elevar o espírito e amar a Deus.” São Padre Pio de Pietrelcina