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Después Josué erigió doce piedras en medio del Jordán, en el lugar donde habían estado los pies de los sacerdotes que llevaban el arca de la alianza, y allí están hasta el día de hoy. (Josué 4, 9)
El jefe del ejército del Señor le contestó: "Descálzate, porque el lugar donde estás es sagrado". Y Josué lo hizo así. (Josué 5, 15)
El arca del Señor dio una vuelta a la ciudad; después todos volvieron al campamento, donde pasaron la noche. (Josué 6, 11)
Llegaron donde Josué, al campamento de Guilgal, y le dijeron a él y a todas las gentes de Israel: "Venimos de un país lejano; haced un pacto con nosotros". (Josué 9, 6)
Respondieron a Josué: "Somos siervos tuyos". Y Josué les preguntó: "¿Quiénes sois y de dónde venís?". (Josué 9, 8)
Pero, al ponerse el sol, Josué mandó descolgarlos y echarlos en la cueva donde se habían escondido. Y pusieron grandes piedras en la entrada de la cueva, y allí están todavía hoy. (Josué 10, 27)
en la montaña, en la Sefela, en la Arabá, en sus vertientes, en el desierto y en el Negueb, donde vivían los hititas, los amorreos, los cananeos, los fereceos, los heveos y los jebuseos. (Josué 12, 8)
se dirigía hacia el sur por la cuesta de Acrabín, pasaba por Sin y subía al sur de Cades Barne; pasaba por Jesrón, subía a Adar, desde donde se volvía hacia Carcá; (Josué 15, 3)
Se quedará en esa ciudad hasta que haya comparecido en juicio ante la comunidad, hasta la muerte del sumo sacerdote que esté en funciones en aquellos días. Entonces el homicida podrá marchar y entrar en su ciudad y en su casa, en la ciudad de donde había huido". (Josué 20, 6)
Los rubenitas, los gaditas y la media tribu de Manasés dejaron a los israelitas en Silo, en la tierra de Canaán, para ir a la tierra de Galaad, la tierra de su heredad, donde ellos se habían establecido, según la orden que el Señor había dado por medio de Moisés. (Josué 22, 9)
Si vuestra heredad os parece impura, pasad a la tierra del Señor, donde él ha establecido su morada, y habitad en medio de nosotros; pero no os rebeléis contra el Señor levantando un altar rival del altar del Señor, nuestro Dios. (Josué 22, 19)
Los espías vieron a un hombre que salía de la ciudad y le dijeron: "Indícanos por dónde se puede entrar en la ciudad y seremos benévolos contigo". (Jueces 1, 24)
