Encontrados 320 resultados para: tribu de Manasés

  • Siendo yo joven todavía y estando en mi país, en la tierra de Israel, toda la tribu de mi padre Neftalí se apartó de la casa de David y de Jerusalén, la ciudad elegida entre todas las tribus de Israel para ofrecer allí sacrificios y en la que había sido edificado y consagrado, para todas las generaciones venideras, el Templo de la Morada del Altísimo. (Tobías 1, 4)

  • «Guárdate, hijo, de toda impureza y, sobre todo, toma mujer del linaje de tus padres; no tomes mujer extraña que no pertenezca a la tribu de tu padre, porque somos descendientes de profetas. Recuerda, hijo, que desde siempre nuestros padres Noé, Abraham, Isaac y Jacob tomaron mujeres de entre sus hermanos y fueron bendecidos en sus hijos, de modo que su estirpe poseerá la tierra en herencia. (Tobías 4, 12)

  • Fuese Tobías a informar a su padre y le dijo: «Ya he encontrado un hombre, que es israelita, hermano nuestro.» Contestóle Tobit: «Llámale, para que yo sepa a qué familia y tribu pertenece, y si es digno de confianza para que te acompañe, hijo.» Salió Tobías, le llamó y le dijo: «Joven, mi padre te llama.» (Tobías 5, 9)

  • Tobit le dijo: «¿Querrías decirme, hermano, a qué familia y tribu perteneces? (Tobías 5, 11)

  • Le respondió el ángel: «¿Qué puede importar mi tribu?» Tobit insitió: «Me gustaría, hermano, saber con seguridad tu tribu y nombre.» (Tobías 5, 12)

  • que en aquel tiempo eran Ozías, hijo de Miqueas, de la tribu de Simeón, Jabrís, hijo de Gotoniel, y Jarmís, hijo de Melkiel. (Judit 6, 15)

  • Su marido Manasés, de la misma tribu y familia que ella, había muerto en la época de la recolección de la cebada. (Judit 8, 2)

  • Era muy bella y muy bien parecida. Su marido Manasés le había dejado oro y plata, siervos y siervas, ganados y campos, quedando ella como dueña, (Judit 8, 7)

  • «Verdad es que no hay en nuestro tiempo ni en nuestros días tribu, familia, pueblo o ciudad de las nuestras que se postre ante dioses hechos por mano de hombre, como sucedió en otros tiempos, (Judit 8, 18)

  • Haz conocer a toda nación y toda tribu que tú eres Yahveh, Dios de todo poder y toda fuerza, y que no hay otro protector fuera de ti para la estirpe de Israel. (Judit 9, 14)

  • se quitó el sayal que vestía, se desnudó de sus vestidos de viudez, se baño toda, se ungió con perfumes exquisitos, se compuso la cabellera poniéndose una cinta, y se vistió los vestidos que vestía cuando era feliz, en vida de su marido Manasés. (Judit 10, 3)

  • Muchos la pretendieron, pero ella no tuvo relaciones con ningún hombre en toda su vida, desde que su marido Manasés murió y fue a reunirse con su pueblo. (Judit 16, 22)


“O Anjo de Deus não nos abandona jamais.” São Padre Pio de Pietrelcina