Encontrados 320 resultados para: tribu de Manasés

  • Habló Yahveh a Manasés y a su pueblo, pero no hicieron caso. (II Crónicas 33, 10)

  • Entonces Yahveh hizo venir sobre ellos a los jefes del ejército del rey de Asiria, que apresaron a Manasés con ganchos, le ataron con cadenas de bronce y le llevaron a Babilonia. (II Crónicas 33, 11)

  • Oró a él y Dios accedió, oyó su oración y le concedió el retorno a Jerusalén, a su reino. Entonces supo Manasés que Yahveh es el Dios. (II Crónicas 33, 13)

  • El resto de los hechos de Manasés, su oración a Dios, y las palabras de los videntes que le hablaron en nombre de Yahveh, Dios de Israel, se encuentran escritos en los Hechos de los reyes de Israel. (II Crónicas 33, 18)

  • Se acostó Manasés con sus padres, y le sepultaron en su casa. En su lugar reinó su hijo Amón. (II Crónicas 33, 20)

  • Hizo el mal a los ojos de Yahveh, como había hecho su padre Manasés. Amón ofreció sacrificios y sirvió a todos los ídolos que había fabricado su padre Manasés. (II Crónicas 33, 22)

  • Pero no se humilló delante de Yahveh, como se había humillado su padre Manasés; al contrario, Amón cometió aún más pecados. (II Crónicas 33, 23)

  • En las ciudades de Manasés, de Efraím y de Simeón, y hasta en Neftalí y en los territorios asolados que las rodeaban, (II Crónicas 34, 6)

  • Fueron ellos donde el sumo sacerdote Jilquiás y le entregaron el dinero traído a la Casa de Dios, que los levitas y porteros habían recibido de Manasés y de Efraím y de todo el resto de Israel, de todo Judá y Benjamín y de los habitantes de Jerusalén. (II Crónicas 34, 9)

  • de los hijos de Pajat Moab: Adná, Kelal, Benaías, Maaseías, Mattanías, Besalel, Binnuy y Manasés; (Esdras 10, 30)

  • de los hijos de Jasum: Mattenay, Mattattá, Zabad, Elifélet, Yeremay, Manasés, Simí; (Esdras 10, 33)

  • Historia de Tobit, hijo de Tobiel, hijo de Ananiel, hijo de Aduel, hijo de Gabael, del linaje de Asiel, de la tribu de Neftalí, (Tobías 1, 1)


“Onde não há obediência, não há virtude. Onde não há virtude, não há bem, não há amor; e onde não há amor, não há Deus; e sem Deus não se chega ao Paraíso. Tudo isso é como uma escada: se faltar um degrau, caímos”. São Padre Pio de Pietrelcina