Encontrados 346 resultados para: siete plagas

  • Y dijo: «Si de veras escuchas la voz de Yahveh, tu Dios, y haces lo que es recto a sus ojos, dando oídos a sus mandatos y guardando todos sus preceptos, no traeré sobre ti ninguna de las plagas que envié sobre los egipcios; porque yo soy Yahveh, el que te sana.» (Exodo 15, 26)

  • Lo mismo has de hacer con el de tus vacas y ovejas. Siete días estará con su madre, y al octavo me lo darás. (Exodo 22, 29)

  • Guardarás la fiesta de los Azimos. Durante siete días comerás ázimos, como te he mandado, en el tiempo señalado, en el mes de Abib; pues en él saliste de Egipto. Nadie se presentará delante de mí con las manos vacías. (Exodo 23, 15)

  • Harás sus siete lámparas que colocarás encima de manera que den luz al frente. (Exodo 25, 37)

  • Por siete días las vestirá aquel de sus hijos que le suceda como sacerdote y entre en la Tienda del Encuentro para oficiar en el Santuario. (Exodo 29, 30)

  • Harás, pues, con Aarón y con sus hijos de esta manera, según todo lo que te he mandado. Siete días invertirás en la investidura. (Exodo 29, 35)

  • Siete días harás la expiación por el altar, y lo santificarás; el altar será cosa sacratísima; todo cuanto toque al altar quedará consagrado. (Exodo 29, 37)

  • Guardarás la fiesta de los Azimos; siete días comerás ázimos como te he mandado, al tiempo señalado, esto es, en el mes de Abib, pues en el mes de Abib saliste de Egipto. (Exodo 34, 18)

  • Hizo también de oro puro sus siete lámparas, sus despabiladeras y sus ceniceros. (Exodo 37, 23)

  • El sacerdote mojará su dedo en la sangre y rociará con ella siete veces ante Yahveh frente al velo del Santuario. (Levítico 4, 6)

  • el sacerdote mojará su dedo en la sangre y rociará siete veces ante Yahveh frente al velo. (Levítico 4, 17)

  • Roció con él por siete veces el altar y ungió el altar con todos su utensilios, así como la pila con su base, para consagrarlos. (Levítico 8, 11)


“Quando te encontrares diante de Deus, na oração considera-te banhado na luz da verdade, fala-lhe se puderes, deixa simplesmente que te veja e não tenhas preocupação alguma”. São Padre Pio de Pietrelcina