Encontrados 426 resultados para: nadie

  • Tenía 32 años cuando empezó a reinar, y reinó en Jerusalén ocho años. Se fué sin que nadie le llorara; y le sepultaron en la ciudad de David, pero no en los sepulcros de los reyes. (II Crónicas 21, 20)

  • Buscó luego a Ocozías, al que prendieron en Samaría, donde se había escondido. Lo llevaron donde Jehú, que lo mató, pero le dieron sepultura, pues decían: «Es hijo de Josafat, el que buscó a Yahveh con todo su corazón.» No quedó de la casa de Ocozías nadie que fuese capaz de reinar. (II Crónicas 22, 9)

  • Nadie podrá entrar en la Casa de Yahveh fuera de los sacerdotes y los levitas que estén de servicio; éstos podrán entrar por estar consagrados, pero todo el pueblo tiene que guardar el precepto de Yahveh. (II Crónicas 23, 6)

  • Y nadie podía distinguir los acentos de clamor jubiloso de los acentos de lamentación del pueblo, porque el pueblo lanzaba grandes clamores, y el estrépito se podía oír desde muy lejos. (Esdras 3, 13)

  • Yahveh, Dios de Israel, justo eres, pues un Resto nos hemos salvado, como en el caso presente: aquí estamos ante ti, con nuestro delito. Pues por su causa nadie resiste en tu presencia.» (Esdras 9, 15)

  • Luego me levanté de noche con unos pocos hombres, sin comunicar a nadie lo que mi Dios me había inspirado que hiciera por Jerusalén, y sin llevar conmigo más que la cabalgadura en que iba montado. (Nehemías 2, 12)

  • No hagas a nadie lo que no quieras que te hagan. No bebas vino hasta emborracharte y no hagas de la embriaguez tu compañera de camino. (Tobías 4, 15)

  • y le dijo: «Manda a una criada que entre a ver si vive; y si ha muerto, le enterraremos sin que nadie se entere.» (Tobías 8, 12)

  • pensó: «¿Habrá algo que le retenga allí? ¡Acaso haya muerto Gabael y no haya nadie que le entregue el dinero!» (Tobías 10, 2)

  • Ella le replicó: «Déjame, no intentes engañarme. Mi hijo ha muerto.» Y todos los días se iba a mirar el camino por donde su hijo había marchado. No creía a nadie. Y cuando se ponía el sol, entraba en casa y pasaba las noches gimiendo y llorando, sin poder dormir. (Tobías 10, 7)

  • Y ahora no hay nadie que pueda valernos. Dios nos ha vendido en sus manos, para sucumbir ante ellos de sed y destrucción total. (Judit 7, 25)

  • y no había nadie que pudiera decir de ella una palabra maliciosa, porque tenía un gran temor de Dios. (Judit 8, 8)


“O Senhor sempre orienta e chama; mas não se quer segui-lo e responder-lhe, pois só se vê os próprios interesses. Às vezes, pelo fato de se ouvir sempre a Sua voz, ninguém mais se apercebe dela; mas o Senhor ilumina e chama. São os homens que se colocam na posição de não conseguir mais escutar.” São Padre Pio de Pietrelcina