Encontrados 2939 resultados para: vid

  • No olviden lo que ha sido anunciado por los santos profetas, así como tampoco el mandamiento del Señor y Salvador, que los Apóstoles les han transmitido. (II Pedro 3, 2)

  • Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado y lo que hemos tocado con nuestras manos acerca de la Palabra de Vida, es lo que les anunciamos. (I Juan 1, 1)

  • Porque la Vida se hizo visible, y nosotros la vimos y somos testigos, y les anunciamos la Vida eterna, que existía junto al Padre y que se nos ha manifestado. (I Juan 1, 2)

  • La promesa que él nos hizo es esta: la Vida eterna. (I Juan 2, 25)

  • Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la Vida, porque amamos a nuestros hermanos. El que no ama permanece en la muerte. (I Juan 3, 14)

  • El que odia a su hermano es un homicida, y ustedes saben que ningún homicida posee la Vida eterna. (I Juan 3, 15)

  • En esto hemos conocido el amor: en que él entregó su vida por nosotros. Por eso, también nosotros debemos dar la vida por nuestros hermanos. (I Juan 3, 16)

  • Así Dios nos manifestó su amor: envió a su Hijo único al mundo, para que tuviéramos Vida por medio de él. (I Juan 4, 9)

  • Y el testimonio es este: Dios nos dio la Vida eterna, y esa Vida está en su Hijo. (I Juan 5, 11)

  • El que está unido al Hijo, tiene la Vida; el que no lo está, no tiene la Vida. (I Juan 5, 12)

  • Les he escrito estas cosas, a ustedes que creen en el nombre del Hijo de Dios, para que sepan que tienen la Vida eterna. (I Juan 5, 13)

  • El que ve a su hermano cometer un pecado que no lleva a la muerte, que ore y le dará la Vida. Me refiero a los que cometen pecados que no conducen a la muerte, porque hay un pecado que lleva a la muerte; por este no les pido que oren. (I Juan 5, 16)


“Resigna-te a ser neste momento uma pequena abelha. E enquanto esperas ser uma grande abelha, ágil, hábil, capaz de fabricar bom mel, humilha-te com muito amor perante Deus e os homens, pois Deus fala aos que se mantêm diante dele humildemente”. São Padre Pio de Pietrelcina