Encontrados 2939 resultados para: vid

  • sepan que el que hace volver a un pecador de su mal camino salvará su vida de la muerte y obtendrá el perdón de numerosos pecados. (Santiago 5, 20)

  • Renuncien a toda maldad y a todo engaño, a la hipocresía, a la envidia y a toda clase de maledicencia. (I Pedro 2, 1)

  • Servidores, traten a sus señores con el debido respeto, no solamente a los buenos y comprensivos, sino también a los malos. (I Pedro 2, 18)

  • al ver su vida casta y respetuosa. (I Pedro 3, 2)

  • Los maridos, a su vez, comprendan que deben compartir su vida con un ser más débil, como es la mujer: trátenla con el respeto debido a coherederas de la gracia que da la Vida. De esa manera, nada será obstáculo para la oración. (I Pedro 3, 7)

  • El que ama la vida y desea gozar de días felices, guarde su lengua del mal y sus labios de palabras mentirosas; (I Pedro 3, 10)

  • para vivir el resto de su vida mortal, no según los deseos humanos, sino según la voluntad de Dios. (I Pedro 4, 2)

  • Ya han vivido bastante tiempo conforme al criterio de los paganos, entregándose a toda clase de desenfrenos, a los malos deseos, a las borracheras, a los excesos en la comida, a las orgías y al culto ilícito de los ídolos. (I Pedro 4, 3)

  • Porque la Buena Noticia ha sido anunciada a los muertos, para que ellos, después de haber sido juzgados en la carne conforme a su condición humana, vivan por el Espíritu con la vida de Dios. (I Pedro 4, 6)

  • Simón Pedro, servidor y Apóstol de Jesucristo, saluda a todos aquellos que, por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo, han recibido una fe tan preciosa como la nuestra. (II Pedro 1, 1)

  • Su poder divino, en efecto, nos ha concedido gratuitamente todo lo necesario para la vida y la piedad, haciéndonos conocer a aquel que nos llamó por la fuerza de su propia gloria. (II Pedro 1, 3)

  • El que no las posee es un ciego, un miope, porque olvida que ha sido purificado de sus pecados pasados. (II Pedro 1, 9)


“A prática das bem-aventuranças não requer atos de heroísmo, mas a aceitação simples e humilde das várias provações pelas quais a pessoa passa.” São Padre Pio de Pietrelcina