Encontrados 221 resultados para: temor

  • El temor del Señor es como un vergel exuberante, y protege más que cualquier gloria. (Eclesiástico 40, 27)

  • Pero no te avergüences de lo siguientey no peques por temor a lo que pensarán de ti: (Eclesiástico 42, 1)

  • Pinjás, hijo de Eleazar, fue el tercero en gloria, a causa de su celo en el temor del Señor, y porque se mantuvo firme frente a la rebelión del pueblo, con el generoso ardor de su espíritu: fue así como expió el pecado de Israel. (Eclesiástico 45, 23)

  • Y por temor a los cardos y espinas, tú ya no irás a todas esas montañas que se escardaban con la azada: serán un lugar donde se sueltan los bueyes y que es pisoteado por las ovejas. (Isaías 7, 25)

  • Pero al Señor de los ejércitos, a él sí proclámenlo santo: que sólo él les infunda temor, que sólo él los haga temblar. (Isaías 8, 13)

  • Sobre él reposará el espíritu del Señor: espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de fortaleza, espíritu de ciencia y de temor del Señor (Isaías 11, 2)

  • -y lo inspirará el temor del Señor-. Él no juzgará según las apariencias ni decidirá por lo que oiga decir: (Isaías 11, 3)

  • Por eso te glorifica un pueblo fuerte, la ciudad de los tiranos siente temor de ti. (Isaías 25, 3)

  • El Señor ha dicho: Este pueblo se acerca a mí con la boca y me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí, y el temor que me tiene no es más que un precepto humano, aprendido por rutina. (Isaías 29, 13)

  • él será la seguridad de tus días. La sabiduría y la ciencia son la riqueza salvadora; el temor del Señor, ese es su tesoro. (Isaías 33, 6)

  • Súbete a una montaña elevada, tú que llevas la buena noticia a Sión; levanta con fuerza tu voz, tú que llevas la buena noticia a Jerusalén. Levántala sin temor, di a las ciudades de Judá: "¡Aquí está su Dios!". (Isaías 40, 9)

  • Las costas lo ven y sienten temor, tiemblan los confines de la tierra: ¡ya se acercan, ya llegan! (Isaías 41, 5)


“Quando fizer o bem, esqueça. Se fizer o mal, pense no que fez e se arrependa.” São Padre Pio de Pietrelcina