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  • La lista de los descendientes de Adán es la siguiente: Cuando Dios creó al hombre, lo hizo semejante a él. (Génesis 5, 1)

  • A la madrugada del día siguiente, Abraham regresó al lugar donde había estado en la presencia del Señor. (Génesis 19, 27)

  • A la mañana siguiente, la mayor dijo a la menor: "Anoche me acosté con mi padre; emborrachémoslo otra vez esta noche, y acuéstate tú con él. Así tendremos una descendencia". (Génesis 19, 34)

  • A la madrugada del día siguiente, Abimélec llamó a todos sus servidores y les contó lo que había sucedido. Y ellos sintieron un gran temor. (Génesis 20, 8)

  • A la madrugada del día siguiente, Abraham tomó un poco de pan y un odre con agua y se los dio a Agar; se los puso sobre las espaldas, y la despidió junto con el niño. Ella partió y anduvo errante por el desierto de Berseba. (Génesis 21, 14)

  • A la madrugada del día siguiente, Abraham ensilló su asno, tomó consigo a dos de sus servidores y a su hijo Isaac, y después de cortar la leña para el holocausto, se dirigió hacia el lugar que Dios le había indicado. (Génesis 22, 3)

  • Abraham llamó a ese lugar: "El Señor proveerá", y de allí se origina el siguiente dicho: "En la montaña del Señor se proveerá". (Génesis 22, 14)

  • Después él y sus acompañantes comieron y bebieron, y pasaron la noche allí. A la mañana siguiente, apenas se levantaron, el servidor dijo: "Déjenme regresar a la casa de mi patrón". (Génesis 24, 54)

  • Al día siguiente, se levantaron de madrugada y se hicieron un juramento mutuo. Luego Isaac los despidió, y ellos se fueron como amigos. (Génesis 26, 31)

  • A la madrugada del día siguiente, Jacob tomó la piedra que le había servido de almohada, la erigió como piedra conmemorativa, y derramó aceite sobre ella. (Génesis 28, 18)

  • A la mañana siguiente, Jacob reconoció a Lía. Entonces dijo a Labán: "¿Qué me has hecho? ¿Acaso yo no te serví para poder casarme con Raquel? ¿Por qué me engañaste?". (Génesis 29, 25)

  • A la madrugada del día siguiente, Labán abrazó a sus nietos y a sus hijas, los bendijo, y regresó a su casa, (Génesis 32, 1)


“Onde não há obediência, não há virtude. Onde não há virtude, não há bem, não há amor; e onde não há amor, não há Deus; e sem Deus não se chega ao Paraíso. Tudo isso é como uma escada: se faltar um degrau, caímos”. São Padre Pio de Pietrelcina