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  • Por eso, ahora ratifico todas las exenciones de tributos que te concedieron mis predecesores, y las otras dispensas de contribuciones que ellos te otorgaron. (I Macabeos 15, 5)

  • Entre otras recomendaciones similares, los exhortaba una y otra vea a que no apartaran la Ley de sus corazones. (II Macabeos 2, 3)

  • las mujeres, ceñidas de cilicio debajo de los senos, se aglomeraban en las calles; las más jóvenes, habitualmente recluidas, corrían, unas a las puertas, otras a los muros, y otras, se asomaban por las ventanas. (II Macabeos 3, 19)

  • prometiendo al rey en una entrevista trescientos sesenta talentos de plata, y ochenta de otras rentas. (II Macabeos 4, 8)

  • Frente a esto, no sólo los judíos, sino también mucha gente de las otras naciones se indignaron y se afligieron por el injusto asesinato de aquel hombre. (II Macabeos 4, 35)

  • Antes de castigar a las otras naciones, el Soberano espera pacientemente que colmen la medida de sus pecados; pero con nosotros ha decidido obrar de otra manera, (II Macabeos 6, 14)

  • Al enterarse de esto, Judas ordenó a sus tropas que invocaran al Señor día y noche, para que también esa vez, como en otras ocasiones, acudiera en auxilio de los que estaban en peligro de ser despojados de la Ley, de la patria y del Santuario, (II Macabeos 13, 10)

  • unas veces en las calles, otras en las plazas, está al acecho en todas las esquinas. (Proverbios 7, 12)

  • Otras veces, dentro mismo del agua, las llamas ardían con una fuerza superior a la del fuego, para destruir las cosechas de una tierra injusta. (Sabiduría 16, 19)

  • En el follaje de un árbol tupido, unas hojas caen y otras brotan: así son las generaciones de carne y de sangre, una muere y otra nace. (Eclesiástico 14, 18)

  • No se chocan unas contra otras y jamás desobedecen a su palabra. (Eclesiástico 16, 28)

  • A veces se saca provecho de la adversidad, y otras veces, la suerte acaba en desgracia. (Eclesiástico 20, 9)


“O temor e a confiança devem dar as mãos e proceder como irmãos. Se nos damos conta de que temos muito temor devemos recorrer à confiança. Se confiamos excessivamente devemos ter um pouco de temor”. São Padre Pio de Pietrelcina