Encontrados 72 resultados para: demasiado

  • ¿Por qué no había nadie cuando vine ni respondió nadie cuando llamé? ¿Será demasiado corta mi mano para rescatar? ¿No tengo fuerza para librar? Yo, con una amenaza, seco el mar y hago de los ríos un desierto; sus peces se pudren por falta de agua y se mueren de sed. (Isaías 50, 2)

  • Yo respondí: "¡Ah, Señor! Mira que no sé hablar, porque soy demasiado joven". (Jeremías 1, 6)

  • El Señor me dijo: "No digas: ‘Soy demasiado joven’, porque tú irás adonde yo te envíe y dirás todo lo que yo te ordene. (Jeremías 1, 7)

  • Corrígeme, Señor, pero con equidad, no según tu indignación, para no rebajarme demasiado. (Jeremías 10, 24)

  • Tú eres demasiado justo, Señor, para que yo te recrimine; sin embargo, quiero tratar contigo una cuestión de justicia. ¿Por qué prospera el camino de los malvados y están en paz todos los traidores? (Jeremías 12, 1)

  • Así habla el Señor: ¡Ya es demasiado, príncipes de Israel! Acaben con la violencia y la depredación, practiquen el derecho y la justicia, dejen de extorsionar a mi pueblo -oráculo del Señor-. (Ezequiel 45, 9)

  • Tus ojos son demasiado puros para mirar el mal y no puedes contemplar la opresión. ¿Por qué, entonces, contemplas a los traidores y callas cuando el impío devora a uno más justo que él? (Habacuc 1, 13)

  • Algunos, burlándose, comentaban: «Han tomado demasiado vino». (Hechos 2, 13)

  • Pablo había decidido pasar de largo por Éfeso, para no retrasarse demasiado en Asia. Estaba apurado porque, de ser posible, quería estar en Jerusalén el día de Pentecostés. (Hechos 20, 16)

  • Como no queremos importunarte demasiado, te ruego que nos escuches un momento con tu habitual cordialidad. (Hechos 24, 4)

  • Aunque parezca que hablo en términos demasiado humanos, la Ley nos enseña lo mismo. (I Corintios 9, 8)

  • Dicen que hemos sido demasiado débiles: lo admito para mi vergüenza. Pero de lo mismo que otros se jactan -y ahora hablo como un necio- también yo me puedo jactar. (II Corintios 11, 21)


“A caridade é o metro com o qual o Senhor nos julgará.” São Padre Pio de Pietrelcina