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Además, algunos tirios que se habían establecido en Jerusalén, hacían entrar pescado y toda clase de mercancías para venderlas durante el sábado a los judíos, en Jerusalén. (Nehemías 13, 16)
Cuando las puertas de Jerusalén estaban en penumbra, antes del sábado, mandé que las cerraran y ordené que no las reabrieran hasta pasado el sábado. Además aposté a algunos de mis hombres junto a las puertas, para que no entrara ninguna carga el día sábado. (Nehemías 13, 19)
También vi en esos días que algunos judíos se habían casado con mujeres asdoditas, amonitas y moabitas. (Nehemías 13, 23)
Yo los reprendí y los maldije, golpeé a algunos, les tiré de los cabellos y los conjuré en nombre de Dios, diciéndoles: "¡No entreguen sus hijas a los hijos de ellos, ni se casen con sus hijas, ni ustedes, ni su hijos!". (Nehemías 13, 25)
Entre tanto, los edomitas y los amonitas subieron para acampar en la colina situada frente a Dotaim y enviaron a algunos de ellos hacia el sur y hacia el este, frente a Egrebel, que está cerca de Cus, a orillas del torrente Mocmur. El resto del ejército asirio tomó posiciones en la llanura, cubriendo toda la superficie de la región. Sus tiendas de campaña y sus equipajes formaban un inmenso campamento, porque era una enorme multitud. (Judit 7, 18)
"Has puesto a salvo tu vida, apresurándote a presentarte ante nuestro señor. Ahora, sigue adelante hasta su tienda de campaña, y algunos de nosotros te escoltarán hasta hacerte comparecer ante él. (Judit 10, 15)
y algunos del pueblo fueron en seguida a ver al rey y este les dio autorización para seguir las costumbres de los paganos. (I Macabeos 1, 13)
Los funcionarios del rey y la guarnición que residía en Jerusalén, en la Ciudad de David, recibieron la denuncia de que algunos hombres, conculcando la orden del rey, habían ido a ocultarse en los escondites del desierto. (I Macabeos 2, 31)
Judas dijo a su hermano Simón: "Elige algunos hombres y ve a librar a tus hermanos de Galilea; mi hermano Jonatán y yo iremos a la región de Galaad". (I Macabeos 5, 17)
Aquel día, algunos sacerdotes que querían mostrar su valentía, cayeron en el combate por salir a luchar imprudentemente. (I Macabeos 5, 67)
Pero varios de los sitiados rompieron el cerco y se les unieron algunos renegados de Israel, (I Macabeos 6, 21)
Después, Báquides partió de Jerusalén, acampó en Betzet y mandó apresar a muchos que se habían puesto de su parte y a algunos del pueblo; los degolló y los arrojó en la gran cisterna. (I Macabeos 7, 19)
