Encontrados 84 resultados para: veo
Dijo a su muchacho: «Sube y mira para el mar.» Este fue a mirar, y dijo: «No veo nada.» Elías ordenó: «Vuelve hasta siete veces.» (1 Reyes 18, 43)
A la séptima vez, el muchacho dijo: «Veo una nube pequeña, como la palma de la mano, que sube del mar.» Entonces Elías le mandó decir a Ajab: «Prepara tu carro y baja para que no te detenga la lluvia.» (1 Reyes 18, 44)
El guardia que estaba en la torre de Jezrael vio la comitiva de Jehú que llegaba y dijo: «Veo una tropa.» Joram dijo: «Que tome uno su caballo y corra en dirección de ellos y les pregunte si hay alguna novedad.» (2 Reyes 9, 17)
Veo que te sientes muy orgulloso porque has vencido a los edomitas. Esto te basta para tener fama en tu propia casa; ¿por qué ahora quieres exponerte a una desgracia y perderte a ti y al pueblo de Judá?» (2 Reyes 14, 10)
Josías notó la tumba de este hombre de Dios y dijo: «¿Qué monumento es este que veo?» Los hombres de la ciudad le dijeron: «Es la tumba del hombre de Dios que vino de Judá para anunciar lo que acabas de hacer contra el altar de Betel.» (2 Reyes 23, 17)
al jeveo, al arquita, al sinita, (1 Crónicas 1, 15)
Bien sé, Dios mío, que tú pones a prueba los corazones y amas la rectitud de corazón. Tú sabes que todo te lo ofrecí espontáneamente y ahora veo con alegría que tu pueblo, que está aquí, te ofrece espontáneamente sus dones. (1 Crónicas 29, 17)
Todo el pueblo que había quedado de los heteos, amorreos, fereceos, jeveos y jebuseos, que no eran parte de Israel, (2 Crónicas 8, 7)
Mientras él le hablaba, Amasías lo interrumpió: «¿Acaso te hemos hecho consejero del rey? ¡Cállate!, no sea que yo dé la orden de matarte.» Entonces el profeta terminó con estas palabras: «Ya veo que Dios ha determinado destruirte, porque después de actuar así no quieres escuchar mis advertencias.» (2 Crónicas 25, 16)
Tobit abrazó a su hijo y llorando le dijo: «Ahora te veo, hijo mío, luz de mis ojos.» Y añadió: (Tobías 11, 13)
¡Bendito sea Dios! ¡Bendito su gran Nombre! ¡Benditos todos sus ángeles! ¡Bendito sea su Nombre para siempre, porque me castigó, pero tuvo piedad, y ahora veo a mi hijo Tobías! (Tobías 11, 14)
Alguien está... no distingo su cara, pero veo una figura ante mis ojos. Hay silencio... luego escucho hablar en voz baja: (Job 4, 16)