Encontrados 1286 resultados para: tal
Y era tal nuestra preocupación por ustedes, que estábamos dispuestos a darles, no sólo el Evangelio, sino también nuestra propia vida, tan queridos habían llegado a ser para nosotros. (1º Carta a los Tesalonicenses 2, 8)
De ahí que no cesamos de dar gracias a Dios, porque al recibir de nosotros la enseñanza de Dios, la aceptaron, no como enseñanza de hombres, sino como Palabra de Dios. Porque eso es realmente y como tal actúa en ustedes los creyentes. (1º Carta a los Tesalonicenses 2, 13)
y enviarles a Timoteo, hermano nuestro, que junto con nosotros trabaja con Dios por el Evangelio de Cristo. El debía fortalecerles y animarlos en la fe (1º Carta a los Tesalonicenses 3, 2)
Que él los fortalezca interiormente para que sean santos e irreprochables delante de Dios, nuestro Padre, el día que venga Jesús, nuestro Señor, con todos sus santos. (1º Carta a los Tesalonicenses 3, 13)
El Señor es fiel: a ustedes los fortalecerá y preservará del Maligno. (2º Carta a los Tesalonicenses 3, 3)
según el Evangelio glorioso del Dios bienaventurado, tal como a mí me fue encargado. (1º Carta a Timoteo 1, 11)
Se salvará, por supuesto, gracias a la maternidad, con tal de que lleve una vida ordenada, perseverando en la fe, el amor y la obra de santificación. (1º Carta a Timoteo 2, 15)
y recomendada por sus buenas obras: si educó a sus hijos, dio hospitalidad y sirvió humildemente a los santos, socorrió a los que sufren. En pocas palabras, que se haya dedicado a hacer el bien. (1º Carta a Timoteo 5, 10)
Al único inmortal, al que habita en la luz inaccesible a quien ningún hombre ha visto ni puede ver, a él honor y poder por siempre jamás. ¡Amén! (1º Carta a Timoteo 6, 16)
De esta forma amontonarán un capital sólido para el porvenir y conseguirán la vida verdadera. (1º Carta a Timoteo 6, 19)
Porque Dios no nos dio un espíritu de timidez, sino un espíritu de fortaleza, de amor y de buen juicio. (2º Carta a Timoteo 1, 7)
acaba de manifestarse ahora con la aparición de Cristo Jesús, nuestro Salvador, que ha destruido la muerte y ha hecho resplandecer en su Evangelio la vida y la inmortalidad. (2º Carta a Timoteo 1, 10)