Encontrados 465 resultados para: obras de la carne

  • Pues los deseos de la carne se oponen al espíritu, y los deseos del espíritu se oponen a la carne. Los dos se contraponen, de suerte que ustedes no pueden obrar como quisieran. (Carta a los Gálatas 5, 17)

  • Es fácil reconocer lo que proviene de la carne: libertad sexual, impurezas y desvergüenzas; (Carta a los Gálatas 5, 19)

  • Los que pertenecen a Cristo Jesús han crucificado la carne con sus impulsos y deseos; (Carta a los Gálatas 5, 24)

  • Que cada uno examine sus propias obras y, si siente algún orgullo por ellas, que lo guarde para sí y no lo haga pesar sobre los demás. (Carta a los Gálatas 6, 4)

  • No se engañen, nadie se burla de Dios: al final cada uno cosechará lo que ha sembrado. El que siembra en la carne, y en la propia, cosechará de la carne corrupción y muerte. (Carta a los Gálatas 6, 7)

  • tampoco lo merecieron por sus obras, de manera que nadie tiene por qué sentirse orgulloso. (Carta a los Efesios 2, 9)

  • Lo que somos es obra de Dios: hemos sido creados en Cristo Jesús con miras a las buenas obras que Dios dispuso de antemano para que nos ocupáramos en ellas. (Carta a los Efesios 2, 10)

  • El es nuestra paz. El ha destruido el muro de separación, el odio, y de los dos pueblos ha hecho uno solo. En su propia carne (Carta a los Efesios 2, 14)

  • Así prepara a los suyos para las obras del ministerio en vista a la construcción del cuerpo de Cristo; (Carta a los Efesios 4, 12)

  • No tomen parte en las obras de las tinieblas, donde no hay nada que cosechar; al contrario, denúncienlas. (Carta a los Efesios 5, 11)

  • Que lleven una vida digna del Señor y de su total agrado, produciendo frutos en toda clase de buenas obras y creciendo en el conocimiento de Dios. (Carta a los Colosenses 1, 10)

  • Ustedes mismos en otro tiempo se quedaron aparte, y con sus obras malas actuaron como rebeldes. (Carta a los Colosenses 1, 21)


“Há alegrias tão sublimes e dores tão profundas que não se consegue exprimir com palavras. O silêncio é o último recurso da alma, quando ela está inefavelmente feliz ou extremamente oprimida!” São Padre Pio de Pietrelcina