Encontrados 465 resultados para: obras de la carne

  • Con esto no quiero decir que la carne ofrecida al ídolo sea realmente consagrada, o que el ídolo sea algo. (1º Carta a los Corintios 10, 19)

  • Pero si alguien les dice: «Esa es carne sacrificada a los ídolos», no coman. Piensen en el que les advirtió y respeten su conciencia. (1º Carta a los Corintios 10, 28)

  • Hay diversidad de obras, pero es el mismo Dios quien obra todo en todos. (1º Carta a los Corintios 12, 6)

  • Hablamos de carne, pero no es siempre la misma carne: una es la carne del hombre, otra la de los animales, otra la de las aves y otra la de los peces. (1º Carta a los Corintios 15, 39)

  • Entiéndanme bien, hermanos: lo que es carne y sangre no puede entrar en el Reino de Dios. En la vida que nunca terminará no hay lugar para las fuerzas de descomposición. (1º Carta a los Corintios 15, 50)

  • Pues todos hemos de comparecer ante el tribunal de Cristo, para recibir cada uno lo que ha merecido en la vida presente por sus obras buenas o malas. (2º Carta a los Corintios 5, 10)

  • no es mucho que sus servidores se disfracen también de servidores del bien. Pero su fin será el que se merecen sus obras. (2º Carta a los Corintios 11, 15)

  • Y precisamente para que no me pusiera orgulloso después de tan extraordinarias revelaciones, me fue clavado en la carne un aguijón, verdadero delegado de Satanás, cuyas bofetadas me guardan de todo orgullo. (2º Carta a los Corintios 12, 7)

  • ¡Qué tontos son! ¡Empezar con el espíritu para terminar con la carne! (Carta a los Gálatas 3, 3)

  • Pero así como entonces el hijo según la carne perseguía a Isaac, hijo según el espíritu, lo mismo pasa ahora. (Carta a los Gálatas 4, 29)

  • Nuestra vocación, hermanos, es la libertad. No hablo de esa libertad que encubre los deseos de la carne, sino del amor por el que nos hacemos esclavos unos de otros. (Carta a los Gálatas 5, 13)

  • Por eso les digo: caminen según el espíritu y así no realizarán los deseos de la carne. (Carta a los Gálatas 5, 16)


“De todos os que vierem pedir meu auxílio, nunca perderei nenhum!” São Padre Pio de Pietrelcina