Encontrados 606 resultados para: nada

  • Pero yo no he hecho uso de tales derechos ni tampoco les escribo ahora para reclamarles nada. ¡Antes morir! Eso es para mí una gloria que nadie me podrá quitar. (1º Carta a los Corintios 9, 15)

  • ¿No han aprendido nada en el estadio? Muchos corren, pero uno solo gana el premio. Corran, pues, de tal modo que lo consigan. (1º Carta a los Corintios 9, 24)

  • ¿No tienen sus casas para comer y beber? ¿O es que desprecian a la Iglesia de Dios y quieren avergonzar a los que no tienen nada? ¿Qué les diré? ¿Tendré que aprobarlos? En esto no. (1º Carta a los Corintios 11, 22)

  • Aunque tuviera el don de profecía y descubriera todos los misterios, -el saber más elevado-, aunque tuviera tanta fe como para trasladar montes, si me falta el amor nada soy. (1º Carta a los Corintios 13, 2)

  • Aunque repartiera todo lo que poseo e incluso sacrificara mi cuerpo, pero para recibir alabanzas y sin tener el amor, de nada me sirve. (1º Carta a los Corintios 13, 3)

  • Y si el toque de la trompeta no se parece a nada, ¿quién correrá a su puesto de combate? (1º Carta a los Corintios 14, 8)

  • Tomen esto en cuenta, y si se interesan por los dones espirituales, ansíen los que edifican la Iglesia. Así no les faltará nada. (1º Carta a los Corintios 14, 12)

  • Tu acción de gracias habrá sido maravillosa, pero a él no le ayuda en nada. (1º Carta a los Corintios 14, 17)

  • Y si Cristo no resucitó, de nada les sirve su fe: ustedes siguen en sus pecados. (1º Carta a los Corintios 15, 17)

  • Despiértense y no pequen: de conocimiento de Dios algunos de ustedes no tienen nada, se lo digo para su vergüenza. (1º Carta a los Corintios 15, 34)

  • Y si hablamos de cuerpos, el resplandor de los «cuerpos celestes» no tiene nada que ver con el de los cuerpos terrestres. (1º Carta a los Corintios 15, 40)

  • Es algo tan glorioso bajo ese aspecto, que la gloria del otro ministerio no era nada en comparación. (2º Carta a los Corintios 3, 10)


“Para mim, Deus está sempre fixo na minha mente e estampado no meu coração.” São Padre Pio de Pietrelcina