Encontrados 606 resultados para: nada

  • Pero entre la gente unos gritaban una cosa y otros otra. Al ver el comandante que no podía sacar nada en claro a causa del alboroto, dio orden de que llevaran a Pablo a la fortaleza. (Hecho de los Apóstoles 21, 34)

  • Se armó, pues, un enorme griterío. Algunos maestros de la Ley que eran del partido de los fariseos se pusieron en pie, afirmando: «Nosotros no hallamos nada malo en este hombre. Tal vez le haya hablado un espíritu o un ángel.» (Hecho de los Apóstoles 23, 9)

  • Si he cometido algún delito que merezca la muerte, acepto morir. Pero si no he hecho nada de lo que me acusan, nadie tiene derecho a entregarme a ellos. Apelo al César.» (Hecho de los Apóstoles 25, 11)

  • Yo, por mi parte, me convencí de que no había hecho nada digno de muerte, y como él mismo apelaba al emperador, decidí enviárselo. (Hecho de los Apóstoles 25, 25)

  • Pero todavía no tengo nada seguro para escribir a nuestro soberano respecto a él, y por eso lo presento aquí ante ustedes, y especialmente ante ti, rey Agripa, para que pueda escribir algo cuando se esclarezcan un poco más las cosas. (Hecho de los Apóstoles 25, 26)

  • El rey está bien enterado de estas cosas, por eso le hablo con tanta libertad. Estoy convencido de que no ignora nada de este asunto, pues esas cosas no han sucedido en un rincón. (Hecho de los Apóstoles 26, 26)

  • Como aún no amanecía, Pablo los invitó a que se alimentaran, diciéndoles: «Hace catorce días que no tomamos nada; no hacemos más que esperar y permanecemos en ayunas. (Hecho de los Apóstoles 27, 33)

  • Pensaban que se iba a hinchar o caer muerto de repente, pero después de esperar largo rato, vieron que no le pasaba nada. Entonces cambiaron de parecer y decían que era un dios. (Hecho de los Apóstoles 28, 6)

  • Los romanos querían dejarme en libertad después de haberme interrogado, pues no encontraban en mí nada que mereciera la muerte. (Hecho de los Apóstoles 28, 18)

  • Todos se han extraviado, ya no sirven para nada. No hay quien obre el bien, ni siquiera uno. (Carta a los Romanos 3, 12)

  • Es fácil ver que si Dios prometió a Abrahán, o más bien a su descendiente, que el mundo le pertenecería, esto no tiene nada que ver con la Ley, sino con la manera de ser justo propia del creyente. (Carta a los Romanos 4, 13)

  • Si debiéramos cumplir la Ley para conseguir la promesa, la fe ya no tendría sentido y la promesa también se quedaría en nada. (Carta a los Romanos 4, 14)


“O verdadeiro servo de Deus é aquele que usa a caridade para com seu próximo, que está decidido a fazer a vontade de Deus a todo custo, que vive em profunda humildade e simplicidade”. São Padre Pio de Pietrelcina