Encontrados 606 resultados para: nada
Jesús les dijo: «Muchachos, ¿tienen algo que comer?» Le contestaron: «Nada.» (Evangelio según San Juan 21, 5)
Apenas Pedro oyó decir que era el Señor, se puso la ropa, pues estaba sin nada, y se echó al agua. Los otros discípulos llegaron con la barca -de hecho, no estaban lejos, a unos cien metros de la orilla; arrastraban la red llena de peces. (Evangelio según San Juan 21, 8)
Los jefes veían al hombre que había sido sanado allí, de pie a su lado, de modo que nada podían decir contra ellos. (Hecho de los Apóstoles 4, 14)
Unas tres horas más tarde llegó la esposa de Ananías, que no sabía nada de lo ocurrido. (Hecho de los Apóstoles 5, 7)
Recuerden que tiempo atrás se presentó un tal Teudas, que pretendía ser un gran personaje y al que se le unieron unos cuatrocientos hombres. Más tarde pereció, sus seguidores se dispersaron, y todo quedó en nada. (Hecho de los Apóstoles 5, 36)
Tú no puedes esperar nada ni tomar parte en esto, porque tus pensamientos no son rectos ante Dios. (Hecho de los Apóstoles 8, 21)
Simón respondió: «Rueguen ustedes al Señor por mí, para que no venga sobre mí nada de lo que han dicho.» (Hecho de los Apóstoles 8, 24)
y Saulo, al levantarse del suelo, no veía nada por más que abría los ojos. Lo tomaron de la mano y lo llevaron a Damasco. (Hecho de los Apóstoles 9, 8)
Pedro contestó: «¡De ninguna manera, Señor! Jamás he comido nada profano o impuro.» (Hecho de los Apóstoles 10, 14)
Yo contesté: «¡De ninguna manera, Señor! Nunca ha entrado en mi boca nada profano o impuro.» (Hecho de los Apóstoles 11, 8)
Se quedaron allí algún tiempo enseñando. Luego llegaron unos judíos de Antioquía e Iconio y hablaron con mucha seguridad, afirmando que no había nada de verdadero en aquella predicación, sino que todo era una mentira. Persuadieron a la gente a que les dieran la espalda y al final apedrearon a Pablo. Después lo arrastraron fuera de la ciudad, convencidos de que ya estaba muerto. (Hecho de los Apóstoles 14, 19)
Como se oponían y le respondían con insultos, se sacudió el polvo de sus vestidos mientras les decía: «Nada tengo ya que ver con lo que les suceda; ustedes son los únicos responsables. En adelante me dirigiré a los paganos.» (Hecho de los Apóstoles 18, 6)