Encontrados 55 resultados para: llorar

  • «Acuérdate, por favor, que te he servido fielmente con corazón honrado y haciendo lo que te agradaba.» Y se largó a llorar. (Isaías 38, 3)

  • ¡Quién pudiera cambiar mi cabeza en una vertiente y que de mis ojos brotara un arroyo de lágrimas, para así llorar, día y noche, los muertos de la hija de mi pueblo! (Jeremías 8, 23)

  • Ya que tú has dicho: «Pobre de mí, porque Yavé añade más penas a mis sufrimientos, estoy cansado de tanto llorar sin encontrar consuelo.» (Jeremías 45, 3)

  • Por eso quiero también llorar por Moab, gritar por todo Moab, gemir por la gente de Quir-Jerés. (Jeremías 48, 31)

  • Mis ojos se agotan de llorar y arden mis entrañas, mi hígado se derrama por tierra por el desastre de la Hija de mi pueblo, mientras desfallecen niños y lactantes en las plazas de la ciudad. (Lamentaciones 2, 11)

  • El séptimo día vino el rey a llorar a Daniel; se acercó al foso, miró y vio a Daniel sentado allí. (Daniel 14, 40)

  • Ustedes cometen otra falta: como Yavé se niega a mirar sus ofrendas y no quiere recibírselas, ustedes se ponen a llorar y a gemir cubriendo con lágrimas el altar. (Malaquías 2, 13)

  • mientras que los que debían entrar al reino serán echados a las tinieblas de afuera: allí será el llorar y rechinar de dientes.» (Evangelio según San Mateo 8, 12)

  • Les tocamos la flauta y ustedes no han bailado; les cantamos canciones tristes y no han querido llorar. (Evangelio según San Mateo 11, 17)

  • y los arrojarán al horno ardiente. Allí será el llorar y el rechinar de dientes.» (Evangelio según San Mateo 13, 50)

  • Entonces el rey dijo a sus servidores: Atenlo de pies y manos y échenlo a las tinieblas de fuera. Allí será el llorar y el rechinar de dientes. (Evangelio según San Mateo 22, 13)

  • Le quitará el puesto y lo mandará donde los hipócritas: allí será el llorar y el rechinar de dientes. (Evangelio según San Mateo 24, 51)


“O Senhor se comunica conosco à medida que nos libertamos do nosso apego aos sentidos, que sacrificamos nossa vontade própria e que edificamos nossa vida na humildade.” São Padre Pio de Pietrelcina