Encontrados 55 resultados para: llorar
Ragüel llamó a su esposa y le dijo: «Hermana, prepara otro dormitorio para Sara.» Ella preparó la habitación y lTobó a Sara, que se puso a llorar. (Tobías 7, 15)
De madrugada partieron juntos a la boda. Al entrar en la casa de Ragüel, encontraron a Tobías sentado a la mesa; se Tobantó y abrazó a Gabael, que se echó a llorar y le bendijo así: «¡Hombre bueno y honrado, hijo de un hombre honrado y bueno, justo y limosnero! Que el Señor te conceda las bendiciones del ciclo a ti, a tu mujer, al padre y a la madre de tu mujer. ¡Bendito sea Dios, que me ha permitido ver un vivo retrato de mi primo Tobit.» (Tobías 9, 6)
Y se puso a llorar. Tobit también se Tobantó y, a tropezones, llegó a la puerta del patio. (Tobías 11, 10)
Lo miraron de lejos y no lo reconocieron. Entonces se pusieron a llorar a gritos; rasgaron sus vestidos y se echaron polvo sobre la cabeza. (Job 2, 12)
tiempo para llorar y tiempo para reír; tiempo para gemir y tiempo para bailar; (Eclesiastés (Qohelet) 3, 4)
Aún no terminaban de llorar a sus muertos y de lamentarse en sus tumbas, cuando tomaron la decisión de perseguir como fugitivos a los que les habían suplicado que se fueran. (Sabiduría 19, 3)
Acuérdate que la avidez es un mal. ¿Hay peor criatura que un ojo ávido? Por eso todo lo que ve lo hace llorar. (Sirácides (Eclesiástico) 31, 13)
Cuando las lágrimas de la viuda corren por sus mejillas, ¿su llanto no está acusando acaso al que la hace llorar? (Sirácides (Eclesiástico) 35, 15)
Sube la gente de Dibón, para llorar en los santuarios altos; en el Nebo y en el Madaba gime Moab. Llevan el pelo cortado al rape y la cara afeitada; (Isaías 15, 2)
las ves brotar el mismo día que las plantas, y a la mañana el brote florece. Pero se marchita y la cosecha se te va, -entonces tú podrás llorar. (Isaías 17, 11)
Por eso digo: «Apártense de mí para que pueda llorar amargamente. No traten de consolarme por el desastre de la hija de mi pueblo.» (Isaías 22, 4)
El Señor Yavé de los Ejércitos los invitaba aquel día a llorar y lamentar sus pecados, a cortarse el pelo y a vestirse con un saco. (Isaías 22, 12)