Encontrados 103 resultados para: llevar las cargas

  • Tres años después, Jasón envió a Menelao, hermano del ya mencionado Simón, para llevar el dinero al rey y gestionar la negociación de asuntos urgentes. (2 Macabeos 4, 23)

  • escuadrones de caballería en orden de batalla, ataques y cargas de una y otra parte, movimientos de escudos, muchas lanzas, flechas, lanzazos, resplandor de armaduras y corazas de toda clase. (2 Macabeos 5, 3)

  • «Pues yo, como soberano sobre la tierra, mando tomar las armas y ejecutar los decretos del rey.» Pero no pudo llevar a cabo sus propósitos impíos. (2 Macabeos 15, 5)

  • ¿Por qué, hijo mío, te dejarías llevar por la pasión por una desconocida, por qué apretar el vientre de una extraña? (Proverbios 5, 20)

  • ¿Se pueden llevar brasas en los bolsillos sin que se queme la ropa? (Proverbios 6, 27)

  • Más vale creer en lo que se ve que dejarse llevar por sus deseos: pues allí también no se retiene nada y se corre tras el viento. (Eclesiastés (Qohelet) 6, 9)

  • Los Egipcios merecieron esa privación de la luz, esas tinieblas que los aprisionaban: ¿no habían ellos acaso retenido cautivos a tus hijos que debían llevar al mundo la luz inapagable de tu Ley? (Sabiduría 18, 4)

  • No te dejes llevar por la corriente, no estés en dos caminos a la vez; esto es propio del pecador que usa un doble lenguaje. (Sirácides (Eclesiástico) 5, 9)

  • No te dejes llevar por tus ambiciones, refrena tus apetitos. (Sirácides (Eclesiástico) 18, 30)

  • No te dejes llevar por la tristeza, ni dominar por tus preocupaciones. (Sirácides (Eclesiástico) 30, 21)

  • El que ama el oro no estará libre de pecados, el que busca la ganancia se dejará llevar por mal camino. (Sirácides (Eclesiástico) 31, 5)

  • ¿Quién antes de él supo guerrear como él? Sabía llevar adelante los combates del Señor. (Sirácides (Eclesiástico) 46, 3)


“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina