Encontrados 145 resultados para: largo

  • Las alas de los querubines se extendían por todo el largo, es decir, veinte codos. Cada ala tenía cinco codos; una tocaba la pared de la sala; la otra tocaba el ala del otro querubín. (2 Crónicas 3, 11)

  • Construyó también un altar de bronce de veinte codos de largo, veinte codos de ancho y diez codos de alto. (2 Crónicas 4, 1)

  • Salomón había hecho un estrado de bronce de cinco codos de largo, cinco codos de ancho y tres codos de alto, que había colocado en medio del patio; poniéndose sobre él se arrodilló frente a toda la asamblea de Israel. Y extendiendo sus manos hacia el cielo dijo: (2 Crónicas 6, 13)

  • Les dije a los notables, a los consejeros y al resto del pueblo: «Los trabajos tienen mucha extensión y nosotros estamos repartidos a lo largo de la muralla, lejos uno de otro, (Nehemías 4, 13)

  • rodeó esta ciudad con una muralla de piedras talladas de metro y medio de ancho y tres de largo. La muralla tenía treinta y cinco metros de alto y veinticinco de ancho. (Judit 1, 2)

  • Se apartaron del culto de sus padres y adoraron al Dios del cielo, al Dios que habían reconocido. Por esto, sus padres los despidieron de la presencia de sus dioses y se refugiaron en Mesopotamia, donde permanecieron largo tiempo. (Judit 5, 8)

  • Acamparon en el valle que está cerca de Betulia, junto a la fuente, y se extendieron a lo ancho desde Dotán hasta Belmain y a lo largo, desde Betulia hasta Kiamón, que está frente a Esdrelón. (Judit 7, 3)

  • Pero el proyecto del Señor subsiste siempre, sus planes prosiguen a lo largo de los siglos. (Salmos 33, 11)

  • "Señor, haz que conozca mi fin y cuál es el largo de mis días, para que sepa lo frágil que soy. (Salmos 39, 5)

  • Mi boca contará tus obras justas y tu salvación a lo largo del día, pues son más de lo que podría decir. (Salmos 71, 15)

  • Durará tanto tiempo como el sol, como la luna a lo largo de los siglos. (Salmos 72, 5)

  • Señor, tú has sido para nosotros un refugio a lo largo de los siglos. (Salmos 90, 1)


“O grau sublime da humildade é não só reconhecer a abnegação, mas amá-la.” São Padre Pio de Pietrelcina