Encontrados 151 resultados para: guardar el sábado

  • Llegando a Jerusalén, simulando paz, esperó hasta el día sagrado del sábado. Entonces sorprendió a los judíos en su descanso. Ordenó a sus ayudantes que hicieran un desfile militar, (2 Macabeos 5, 25)

  • Ya no se permitía celebrar el sábado u observar las costumbres de nuestros padres; no podía uno ni siquiera declarar que era judío. (2 Macabeos 6, 6)

  • Otros que se habían ocultado en una cueva para celebrar el sábado, fueron denunciados a Filipo y quemados, sin que se defendieran por respeto al sábado. (2 Macabeos 6, 11)

  • Pero ya se hacía tarde, y se vieron obligados a volverse porque era la vigilia del sábado. Esta fue la razón por la cual dejaron de perseguir a sus enemigos. (2 Macabeos 8, 26)

  • Recogidas las armas y los despojos del enemigo, celebraron el sábado en aquel día en que Dios empezaba a manifestarles su misericordia. (2 Macabeos 8, 27)

  • Pasado el sábado, repartieron parte del botín entre los que habían sido torturados, las viudas y los huérfanos. Lo demás se lo repartieron entre ellos y los suyos. (2 Macabeos 8, 28)

  • Judas, después de reorganizar el ejército, se dirigió hacia la ciudad de Odolam. Como era fin de semana, se purificaron y celebraron allí el sábado. (2 Macabeos 12, 38)

  • Nicanor se enteró de que los hombres de Judas estaban en los alrededores de Samaria, y se dispuso a atacarlos con toda seguridad un día sábado. (2 Macabeos 15, 1)

  • Los judíos, que por fuerza lo acompañaban, le decían: «No intentes aniquilarlos tan feroz y bárbaremente, ten respeto por el día sábado, pues Aquel que todo lo ve lo distinguió y lo declaró santo.» (2 Macabeos 15, 2)

  • Pero el malvado preguntó si en efecto había en el cielo un Soberano que hubiera ordenado santificar el sábado. (2 Macabeos 15, 3)

  • Hijo mío, no te olvides de mis advertencias, que tu corazón sepa guardar mis mandamientos. (Proverbios 3, 1)

  • Más vale tener poco y temer a Yavé, que guardar tesoros y no tener paz. (Proverbios 15, 16)


“Que Nossa Mãe do Céu tenha piedade de nós e com um olhar maternal levante-nos, purifique-nos e eleve-nos a Deus.” São Padre Pio de Pietrelcina