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  • Esta es la lista: Copas de oro para la ofrenda, 30; de plata, 1.029; otras copas de oro, 30; de plata, 410; otros utensilios, 1.000. (Esdras 1, 9)

  • Muchos de los sacerdotes, levitas y de los más ancianos jefes de familia que habían conocido la casa primera, lloraban con grandes gemidos, mientras se ponían los cimientos. Pero otros lanzaban gritos de alegría, (Esdras 3, 12)

  • Respuesta que mandó el rey: «A Rejum, gobernador; a Simsay, secretario, y al resto de sus colegas que habitan en Samaria y otros lugares del otro lado del río: Saludos. (Esdras 4, 17)

  • y saca de los tesoros del rey lo que sea necesario para los otros gastos que has de hacer para la Casa de tu Dios. (Esdras 7, 20)

  • Y les conté cómo la mano bondadosa de Dios me había ayudado, y lo que el rey me había dicho. Todos dijeron: «Pongámonos a trabajar.» Y se animaron unos a otros para realizar esta buena obra. (Nehemías 2, 18)

  • Otros gritaban: «Nosotros tuvimos que empeñar nuestros campos, viñas y casas para conseguir grano en esta escasez.» (Nehemías 5, 3)

  • Otros decían: «Tuvimos que pedir dinero prestado a cuenta de nuestros campos y viñas para pagar el impuesto al rey. (Nehemías 5, 4)

  • Sin embargo, somos de la misma raza que nuestros hermanos, y nuestros hijos no son diferentes a sus hijos. Pero tenemos que entregarlos como esclavos; incluso muchas de nuestras hijas son ya tratadas como concubinas. Y no tenemos otra solución, puesto que nuestros campos y viñas ya pasaron a otros.» (Nehemías 5, 5)

  • Luego les dije: «Se abrirán las puertas de Jerusalén sólo cuando el sol comience a calentar; y cuando todavía sea de día se cerrarán con cerrojos, mientras los guardias estén en sus puestos. Y durante la noche los habitantes de Jerusalén montarán la guardia, unos en sus puestos, y otros, delante de sus casas.» (Nehemías 7, 3)

  • Entonces los entregaste en poder de los otros pueblos. Mas por tu inmensa bondad no dejaste que fueran destruidos, ni los abandonaste, porque tú eres Dios de bondad y de misericordia. (Nehemías 9, 31)

  • para el pan que se presenta para la ofrenda perpetua, y para el holocausto perpetuo, para los sacrificios de los sábados, de la luna nueva, de las fiestas; para los otros sacrificios, para los sacrificios de expiación por el pecado de Israel y para todo lo que haga falta en la Casa de nuestro Dios. (Nehemías 10, 34)

  • Los jefes del pueblo se establecieron en Jerusalén. El resto del pueblo echó a suertes para que, de cada diez hombres, uno se quedara viviendo en Jerusalén, la Ciudad Santa, quedando los otros nueve en las otras ciudades. (Nehemías 11, 1)


“Se tanta atenção é dada aos bens desta Terra, quanto mais se deve dar aos do Céu? Faça, portanto, uma boa leitura espiritual, a santa meditação, o exame de consciência, e fará progresso na perfeição cristã e no amor de Jesus.” São Padre Pio de Pietrelcina