Encontrados 839 resultados para: Ojo

  • El corazón de este pueblo se ha endurecido. Se han tapado los oídos y cerrado los ojos; tienen miedo de ver con sus ojos y de oír con sus oídos, pues entonces comprenderían y se convertirían, y yo los sanaría. (Hecho de los Apóstoles 28, 27)

  • Todo lo que se puede conocer de Dios lo tienen ante sus ojos, pues Dios se lo manifestó. (Carta a los Romanos 1, 19)

  • Y sigo preguntando: ¿Cómo puede ser que Israel no entendió? Y de inmediato Moises nos dice: Yo haré que te pongas celoso de una nación que ni siquiera es nación; excitaré tu enojo contra una nación insensata. (Carta a los Romanos 10, 19)

  • Dice la Escritura: Dios los embruteció, sus ojos no ven y sus oídos no oyen hasta el día de hoy. (Carta a los Romanos 11, 8)

  • Que sus ojos se oscurezcan y no vean, y que anden siempre con la espalda encorvada. (Carta a los Romanos 11, 10)

  • Sean diligentes, y no flojos. Sean fervorosos en el Espíritu y sirvan al señor. (Carta a los Romanos 12, 11)

  • Recuerden la Escritura: Ni ojo vio, ni oído oyó, ni por mente humana han pasado las cosas que Dios ha preparado para los que lo aman. (1º Carta a los Corintios 2, 9)

  • Porque la sabiduría de este mundo es tontería a los ojos de Dios. Ya lo dijo la Escritura: Dios atrapa a los sabios en su propia sabiduría. (1º Carta a los Corintios 3, 19)

  • O también que la oreja diga: «Ya que no soy ojo, no soy del cuerpo.» Tampoco por eso deja de ser parte del cuerpo. (1º Carta a los Corintios 12, 16)

  • Si todo el cuerpo fuera ojo, ¿cómo podríamos oír? Y si todo el cuerpo fuera oído, ¿cómo podríamos oler? (1º Carta a los Corintios 12, 17)

  • El ojo no puede decir a la mano: No te necesito. Ni tampoco la cabeza decir a los pies: No los necesito. (1º Carta a los Corintios 12, 21)

  • cuando suene la última trompeta. Será cosa de un instante, de un abrir y cerrar de ojos. Al toque de la trompeta los muertos resucitarán como seres inmortales, y nosotros también seremos transformados. (1º Carta a los Corintios 15, 52)


“A sua função é tirar e transportar as pedras, e arrancar os espinhos. Jesus é quem semeia, planta, cultiva e rega. Mas seu trabalho também é obra de Jesus. Sem Ele você nada pode fazer.” São Padre Pio de Pietrelcina