Cantar, 8
14. Huye, amado mío, como gacela o como un cabrito por los montes de las balsameras.
14. Huye, amado mío, como gacela o como un cabrito por los montes de las balsameras.
El Capítulo 8 de las canciones habla sobre el amor y la pasión entre la pareja, así como abordar la fuerza y la importancia del verdadero amor. Es un capítulo que celebra la unidad y la felicidad que trae. A continuación hay cinco versos relacionados con los temas cubiertos en las canciones 8:
Proverbios 5:18-19: "Tu primavera será bendecida, y regocijado con la mujer de tu juventud. Como un amoroso Cervo, y Gazella elegante, tus senos se sentaban todo el tiempo; y por tu amor eres perpetuamente". Este versículo habla sobre la importancia del amor y la intimidad entre la pareja, y cómo debe ser una fuente de alegría y placer.
1 Corintios 13:4-8: "El amor es paciente, es benigno; el amor no se quema en los celos, no ufan, no se enseña a sí mismo, no conduce inconvenientemente, no busca sus intereses, no exasperales, no resentido de malvado; no te regocijes en la injusticia, pero te regocijes en la verdad; todo sufre, todo cree, todo espera, todo apoya. El amor nunca termina ". Este versículo habla sobre las características del verdadero amor y lo eterno que es.
Efesios 5:25: "Maridos, aman a sus mujeres, ya que Cristo también amaba a la iglesia, y él se entregó a ella". Este versículo habla sobre la responsabilidad del hombre de amar y cuidar a su esposa, así como Cristo amaba la iglesia y se entregó a ella.
Génesis 2:24: "Por lo tanto, dejarás al hombre a su padre y a su madre, y se unirás a su esposa; y ambos serán una carne". Este versículo habla sobre la unidad de la pareja y cómo se convierten en una carne ante Dios.
1 Juan 4:18: "En el amor no hay miedo; antes, el amor perfecto arroja miedo. El miedo implica el castigo, y quién tiene miedo no se perfecciona en el amor". Este versículo habla sobre cómo el verdadero amor no debe tener miedo, sino ser una fuente de seguridad y comodidad para la pareja.
“O demônio é forte com quem o teme, mas é fraco com quem o despreza.” São Padre Pio de Pietrelcina
