Bíblia Católica
 

Isaías, 10

12. Pues bien, cuando hubiere dado remate el Señor a todas sus empresas en el monte Sión y en Jerusalén, pasará revista al fruto del engreimiento del rey de Asur y al orgullo altivo de sus ojos.

Versículos relacionados com Isaías, 10:

Isaías 10 describe el juicio de Dios sobre el rey de Asiria, que había usado para disciplinar a su pueblo, pero ahora había sido exaltado en su orgullo y crueldad. El capítulo también habla sobre el papel de Dios como juez y defensor de su pueblo, prometiendo que protegerá y liberará a su pueblo del poder opresivo de Asiria. A continuación hay cinco versos relacionados con los temas cubiertos en Isaías 10:

Salmo 9:7-8: "El Señor es eterno; ha establecido su trono para juzgar. Él mismo juzga al mundo con justicia; gobierna a los pueblos con justicia". Este versículo destaca el papel de Dios como un juez justo, un tema central en Isaías 10.

Salmo 94:22: "Pero el Señor ha sido mi fortaleza, y mi dios la roca de mi refugio". Este versículo habla sobre la protección que Dios ofrece a su pueblo en tiempos de peligro y opresión, un tema central en Isaías 10.

Salmo 121:7: "El Señor te mantendrá de todo malvado; él mantendrá tu alma". Este versículo también habla sobre la protección que Dios ofrece a su pueblo, un tema central en Isaías 10.

Salmo 124:1-2: "Si el Señor no hubiera estado a nuestro lado, ahora, digamos Israel; si el Señor no hubiera estado a nuestro lado, cuando los hombres se levantaron contra nosotros". Este versículo habla sobre el papel de Dios como defensor y protector de su pueblo, un tema central en Isaías 10.

Salmo 146:7: "El Señor da libertad a los cautivos; el Señor abre los ojos a los ciegos; el Señor cría al sacrificio; el Señor ama a los justos". Este versículo habla sobre el poder de Dios para liberar a su pueblo de la opresión, un tema central en Isaías 10.





“Menosprezai vossas tentações e não vos demoreis nelas. Imaginai estar na presença de Jesus. O crucificado se lança em vossos braços e mora no vosso coração. Beijai-Lhe a chaga do lado, dizendo: ‘Aqui está minha esperança; a fonte viva da minha felicidade. Seguro-vos, ó Jesus, e não me aparto de vós, até que me tenhais posto a salvo’”. São Padre Pio de Pietrelcina