Santiago, 4
6. Pero da una gracia mayor, según dice la Escritura: Dios resiste a los soberbios, pero da la gracia a los humildes.
6. Pero da una gracia mayor, según dice la Escritura: Dios resiste a los soberbios, pero da la gracia a los humildes.
James Capítulo 4 se acerca principalmente al tema de la humildad y la sumisión a Dios, advertencia contra la arrogancia y la búsqueda del placer mundano. El capítulo también aborda la importancia de buscar la voluntad de Dios y resistir al diablo. A continuación hay cinco versos relacionados con los temas cubiertos en James 4:
Proverbios 3:34: "Se burla de la burla, pero otorga gracia a los humildes". Este versículo habla sobre la importancia de la humildad y cómo Dios le da gracia a los humildes, pero resiste arrogante.
1 Pedro 5:5: "Del mismo modo, los jóvenes están sujetos a los ancianos. Todos son humildes el uno con el otro, porque" Dios se opone a los orgullosos, pero otorga gracia a los humildes ". Este versículo refuerza la importancia de la humildad y la sumisión a Dios, citando un pasaje similar al citado por James en su capítulo.
1 Juan 2:15-17: "No ames al mundo o lo que hay allí. Si alguien ama el mundo, el amor del Padre no está en él. Por todo lo que está en el mundo, la codicia de la carne, el La codicia de los ojos y la ostentación de los bienes: no vienen del Padre, sino del mundo. El mundo y su avaricia pasan, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre ". Este verso advierte sobre la búsqueda del placer mundano y la importancia de buscar la voluntad de Dios.
Efesios 4:27: "Y no das paso al diablo". Este versículo habla sobre la importancia de resistir al diablo, advirtiendo que puede encontrar una violación si no nos mantenemos firmes en Dios.
1 Pedro 5:8: "Sé sobrio y mira. El diablo, tu enemigo, camina como un león, rugiendo y buscando a quienes pueden devorar". Este versículo refuerza la importancia de estar alerta contra las tentaciones del diablo, citando un pasaje similar al citado por James en su capítulo.
“É necessário manter o coração aberto para o Céu e aguardar, de lá, o celeste orvalho.” São Padre Pio de Pietrelcina
